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En entrevista con EmolTV, la académica investigadora de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales de Universidad de Las Américas, Izaskun Álvarez, dio a conocer los avances del proyecto que busca reducir la exclusión de personas con deterioro cognitivo mediante herramientas tecnológicas que no solo acompañan la vida diaria, sino que también contribuyen a rehabilitar funciones como memoria, atención y lenguaje.

La Dra. Álvarez explicó que su línea de trabajo se centra en desarrollar tecnologías que mejoren la calidad de vida de personas con demencia, discapacidad intelectual y autismo. “Las investigaciones que desarrollamos están focalizadas en el diseño y desarrollo de tecnologías que permitan a estas personas tener una mejor y mayor calidad de vida”, señaló.

Uno de los pilares del equipo es la investigación inclusiva, un enfoque que posiciona a las personas beneficiarias como protagonistas del proceso tecnológico. “Este paradigma implica adaptar metodologías y dinámicas para que puedan participar según sus características y necesidades”, agregó.

De la tecnología funcional a la transformadora

Durante la entrevista, la investigadora subrayó que no basta con crear soluciones para problemas puntuales: estas deben evolucionar junto con quienes las usan. “Hay tecnologías funcionales que resuelven un problema concreto, y otras transformadoras, que se adaptan a las necesidades cambiantes de las personas”, explicó. El desafío, insistió, es diseñar herramientas que acompañen, escuchen y se ajusten a esas variaciones.

Es el caso de Lectogram, herramienta que combina plataforma web, aplicación móvil e interacción con Alexa para guiar rutinas diarias en el hogar. “Lectogram permite que personas con demencia realicen tareas cotidianas de manera más autónoma, como cepillarse los dientes, hacer la cama o realizar el aseo”, detalló la académica.

La idea surgió de las propias personas con demencia y sus cuidadores, quienes identificaron la necesidad de apoyo en la ejecución de rutinas. Además de fomentar la autonomía, la tecnología ha tenido efectos positivos en los cuidadores, en su mayoría mujeres, reduciendo significativamente la sobrecarga de trabajo.

Para la investigadora, el acceso a estas tecnologías es un imperativo: “No es importante, es casi una obligación moral hacer un buen uso de la tecnología para mejorar la vida de las personas”.

Trabajo interdisciplinario y compromiso institucional

Álvarez destacó el rol de un equipo diverso —geriatras, expertos en tecnología, terapeutas ocupacionales y profesionales de apoyo— como clave del proyecto. También enfatizó el compromiso institucional de la Universidad y la integración activa de estudiantes de pre y postgrado en la investigación.

“En UDLA se respira inclusión, lo que facilita nuestro trabajo. No tengo que convencer a la institución de que esto es importante, porque ya lo es”, afirmó.

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