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En los recientes Premios Pulsar, el galardón al mejor video musical fue para “Mirada bella” de la artista Chicarica, dirigido por Luz Andrea Sierra. En esta obra de stopmotion, Antonia Piña, académica de la Escuela de Animación Digital UDLA, fue la directora de arte y participó en la construcción de puppets, sets y props.

Los Premios Pulsar son el mayor reconocimiento a los creadores de la música chilena, destacando sus trabajos en diversos géneros, estilos y manifestaciones artísticas vinculadas a la música a lo largo de un año.

“Mirada bella” ha sido premiada en diversas ocasiones, incluyendo: mejor videoclip, mejor guion y mejor animación en el Festival InEdit Chile 2023 y en el de Videoclips SAM 2024; mejor videoclip en el Festival VitaFest 2023; segundo lugar al mejor videoclip en el Festival MUACH23 y selección oficial en el Festival SMOF.

El videoclip muestra a Uma, una gata negra, que se embarca en una inesperada aventura al seguir un láser que la lleva a través de un cuadro mágico hacia un espacio paralelo dentro de su propia casa. En este lugar, Uma es acechada por la primera mascota de su dueña, un esqueleto de chihuahua, decidido a atraparla y evitar su regreso, al igual que ha hecho con todas las mascotas anteriores. Tras una serie de emocionantes persecuciones, Uma logra regresar a través del cuadro y reunirse con su dueña.

“Desconocía que el videoclip tuviera tanta acogida en festivales y premios. Ha sido una sorpresa muy positiva ver que a la gente le ha gustado, comentando sobre las personalidades de los personajes, la iluminación y el color. Es bonito ver que la gente valora aspectos que uno piensa que pasan desapercibidos, y que reconocen el esfuerzo colaborativo detrás de la pieza animada, desde la dirección de arte hasta la corrección de color y la composición del animador”, explicó la académica.

La construcción de los sets, puppets y props tomó aproximadamente dos meses. Durante este tiempo, se realizaron numerosas pruebas de cámara e iluminación para corregir y mejorar detalles, lo que resultó invaluable según la académica. Durante el rodaje, también se hicieron ajustes y reparaciones según fue necesario. Este proyecto, el primero en el que la académica trabajó para un videoclip, fue una experiencia distinta y gratificante, destacando la especial conexión entre la animación y la música.

“Fue muy interesante poder estar en todo el proceso del videoclip, incluso meterme un poco en áreas que no eran mi cargo, como la animación y un poco en la postproducción. Pude aprender cómo funciona el mundo de la música y la animación desde la dirección de arte. Por otro lado, ha sido súper inesperado el reconocimiento que ha tenido el videoclip. Desconocía la esperanza de vida que tienen los videoclips, más allá de servir como difusión para la banda, siendo una pieza animada de valor por sí misma”, comentó Piña.

Por otra parte, la directora de arte describió que el proceso de creación se asemejó a un trabajo de medio tiempo en términos de tiempo y flexibilidad. A pesar de los plazos más largos, esto permitió repetir los procesos y probar ideas, asegurando un resultado satisfactorio. La dirección de arte fue más sencilla al no requerir preparación de material ni diseños detallados, ya que ella misma construyó los elementos. La colaboración con la directora facilitó la imposición y ejecución de ideas. La libertad creativa del equipo permitió proponer ideas enriquecedoras que, en proyectos más limitados, no habrían sido posibles.

“La confianza mutua entre Luz y yo fue fundamental para definir claramente nuestros roles y desempeñarnos en lo que nos correspondía. En este proyecto, donde no hubo un equipo de construcción y yo ejecuté todos los muñecos y los sets, fue reconfortante volver a la realización manual de cosas. Esto es algo que no siempre tengo la oportunidad de hacer desde la dirección de arte, que generalmente implica guiar, dirigir y preparar material de construcción, así como elaborar guías para la construcción”, destacó la directora de arte.

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