En el marco del curso Taller de Comunicación Gráfica, la Escuela de Arquitectura invitó a la comunidad estudiantil a participar de la charla del destacado arquitecto Max Zolkwer titulada “Diario en Cuarentena”, la que se transmitió a través del canal de Youtube de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Construcción.

Zolkwer, quien desde 2004 es miembro fundador de Pop-Arq, rama local del colectivo internacional Supersudaca, decidió registrar a través de una serie de dibujos todos los días que lleva en aislación domiciliaria voluntaria a raíz de la pandemia por COVID-19 que afecta a Argentina, país donde reside actualmente.

“Desde el primer día de cuarentena y leyendo lo que estaba pasando el mundo, me di cuenta de que no iba ser una cosa de dos semanas. Busqué cómo pararme ante este nuevo escenario y ahí apareció dibujar a partir de lo cotidiano. Yo estaba haciendo cualquier cosa y me ponía a dibujar, eso mismo que veía, la relación era directa. Hay dibujos trabajando en el balcón, viendo estudiar a mi hija, las plantas en la ventana o escuchando al presidente hablar”, explicó el profesional.

“Con el paso de los días comencé a pensar en situaciones y después dibujarlas, dejé la instantaneidad. Observo por ejemplo el ritmo de cada cuánto lavo los platos de la cocina y dibujo la acumulación como una forma de representar la realidad, pero también con un punto de vista forzado”, agregó Zolkwer.

En la cuarentena, el arquitecto también ha incursionado con los retratos en línea. “Comencé a dibujar las reuniones de trabajo, las videollamadas con grupos de amigos y aplicar distintas técnicas. Algunas veces muestro el dispositivo para darle contexto a la escena mientras que en otras oportunidades los hago desaparecer para así hacer olvidar el escenario en que estamos. El tiempo es crucial para saber cuánto detalle le vas a poner en los dibujos y en qué técnica”.

Para finalizar, Zolkwer compartió con los estudiantes y académicos de UDLA que muchos de sus dibujos también han pasado por “algunas fantasías y nostalgias que han aflorado en este proceso. Fantasías como tocar el piano en un teatro lleno o nostalgias de cosas que tenía ganas de hacer y no hice como jugar ping pong o cómo vivir el amor”.