Estas en: Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía Investigación de académica UDLA advierte que deficiencia de hormona tiroidea en mujeres embarazadas tendría una relación con la obesidad y diabetes en niños y adultos
Publicado el 19 de diciembre de 2022
La investigadora de la Universidad de Las Américas, María Cecilia Opazo, advirtió sobre las consecuencias que podría tener para la salud pública en el largo plazo la deficiencia de la hormona T4 en las mujeres embarazadas, y la necesidad de adoptar políticas de prevención para controlar sus principales impactos como alteraciones a nivel cognitivo inmunes y más recientemente la predisposición al desarrollo de obesidad y diabetes tipo II en la infancia y adultez.
La deficiencia de T4 durante la gestación o hipotiroxinemia es un cuadro poco detectado debido a que no presenta síntomas aparentes en el paciente a diferencia de otra patología tiroidea muy común en la probación chilena como el hipotiroidismo. Durante los primeros trimestres de gestación, el hijo depende compleméntenle de la T4 materna. Recientemente, la deficiencia de T4 materna se ha relacionado con el desarrollo de trastornos metabólicos futuros en personas alimentadas con dietas altas en grasas y azúcares.
Los hallazgos forman parte de la línea de investigación de la Dra. Opazo, enfocada en las patologías maternas de tipo endocrino y sus efectos en el largo plazo a nivel metabólico e inmunológico. El interés de su laboratorio está puesto en la T4 o tiroxina, una de las hormonas secretadas, además de la T3, por la glándula tiroides, que tiene un rol trascendental durante la gestación.
“Nuestro trabajo es con un cuadro particular, la hipotiroxinemia, donde disminuye solo la T4, el cual es asintomático. Es decir, una persona adulta no sabe que la tiene hasta que comienza la sintomatología y es aquí donde ya se ha desarrollado un hipotiroidismo con las consecuencias que muchos conocen ya que un alto porcentaje de personas en nuestro país padece de esta enfermedad”.
“Se desconoce la prevalencia de este cuadro en nuestro país, en otros países los estudios indican que es muy común y se ha establecido que tiene importantes consecuencias en el embarazo, pues el feto depende de la tiroxina que la madre puede aportar”, dijo la académica del Instituto de Ciencias Naturales de la UDLA.
Esta hormona cumple roles biológicos críticos, entre ellos el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. En los primeros 3 meses de embarazo, el organismo en gestación depende del suministro de la hormona tiroidea de la madre, que llega a través de la placenta. Alrededor de la semana 12, la tiroides del feto empieza a funcionar por sí sola, pero no produce suficiente hormona tiroidea hasta las 18 a 20 semanas de embarazo.
No existe evidencia epidemiológica respecto a la prevalencia de la deficiencia de T4 en el embarazo en Chile, aunque según constata Cecilia Opazo, esta varía en un rango bastante amplio considerando datos internacionales: entre un 3% y un 26% dependiendo del país de origen y del estado nutricional de yodo de la población en estudio.
Las cifras respecto a la obesidad y diabetes tipo II en la población chilena sí están más claras: los niños de nuestro país lideran la obesidad en América Latina, con cerca de un 25% de prevalencia, de acuerdo con el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA). El organismo proyecta que hasta un 70% de los menores de 18 años en Chile podría ser obeso en las próximas décadas.
“Como desconocemos cuántas mujeres que quieren embarazarse o mujeres que ya están embarazadas tienen este cuadro de deficiencia solo de T4, no sabemos cuántos niños podrían potencialmente verse afectados y que consecuencias a nivel cognitivo, inmunológico y/o metabólico. Una de las contribuciones que intentamos hacer es el llamado a la detección porque existe amplia evidencia de que genera daño a nivel fetal y el daño se mantiene en el individuo adulto”.
La investigadora afirmó que resulta fundamental que las políticas públicas se adapten a este desafío: al no avanzar a una detección temprana de este cuadro en el embarazo, se estaría pasando por alto una importante medida de prevención. Opazo agregó que “mostrar y demostrar” los efectos de esta condición sobre la población en el corto y largo plazo “es fundamental para el diseño de mejores políticas de prevención en la gestación y nos encontramos trabajando en esa dirección”.
Las investigaciones de la científica de la UDLA se realizan utilizando diversos enfoques. Para evaluar los impactos de la condición en los ámbitos metabólico e inmunológico, se realizan observaciones en modelos experimentales. Estudios retrospectivos realizados en otros países han permitido relacionar este cuadro con el tamaño fetal. “Los hijos de madres que tienen esta condición son guaguas más grandes conocido como grande para la edad gestacional. Se ha establecido que los individuos nacidos con este fenotipo son más susceptibles a acumular mayor tejido adiposo y aumentar de peso a lo largo de su vida”.
¿Por qué ocurre esta deficiencia de T4? La académica expone que una de las causas del problema es el exceso en el consumo de sal. En nuestro país, existe hace mucho tiempo un programa de yodación de la sal que permitió de forma muy eficiente la disminución de las altas tasas de bocio en nuestra población observadas en los años 50-60 a través del suministro de yodo, un micronutriente necesario para la formación de las hormonas tiroideas, en un alimento que llega de forma transversal a la mesa de todas las personas. El problema está en que con el pasar el tiempo las personas han incrementado el consumo de sal a niveles en que la cantidad de yodo es excesiva lo que genera una disfunción de la glándula y por ende una disminución de la producción de hormonas tiroideas.
Por lo tanto, el llamado es a la prevención a comer sal de forma moderada y mantener una buena nutrición de yodo lo que permitirá un adecuado funcionamiento de la glándula tiroides.