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Con un enfoque claro, cercano y didáctico, el académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía de Universidad de Las Américas, Ignacio Troncoso, dictó una completa charla de actualización en vacunación felina dirigida a profesionales, estudiantes y asistentes con interés en reforzar sus conocimientos sobre inmunización de gatos, manejo de sarcomas asociados a inyecciones y criterios internacionales de clasificación de riesgo.

La charla se centró en tres ejes fundamentales: clasificación de vacunas, sitios de inoculación y protocolos diferenciados según riesgo, entregando herramientas actualizadas que permiten tomar decisiones más informadas en la práctica clínica.

Troncoso comenzó explicando la clasificación moderna de vacunas felinas, aclarando conceptos y abordando diferencias importantes entre criterios internacionales, contrastando las recomendaciones de WSAVA y AAHA, especialmente respecto al uso de vacuna contra Leucemia Felina (FeLV) en animales menores de un año.

Uno de los temas más valorados por los asistentes fue la actualización sobre zonas ideales para administrar vacunas, un aspecto crítico para prevenir complicaciones como el sarcoma asociado al sitio de inyección. Troncoso fue enfático en destacar que ya no se deben utilizar áreas inespecíficas del dorso, explicando que “ya las vacunas no se pueden poner en un nivel semitendinoso, sino que ya hay lugares específicos para la vacuna”.

La charla avanzó hacia una de las preguntas más frecuentes en la práctica diaria: ¿con qué frecuencia debe vacunarse a un gato adulto?  Troncoso explicó que la respuesta depende del riesgo epidemiológico individual, organizado según las guías internacionales. Así detalló: “Gato de alto riesgo, la WSAVA dice revacunación anual. Gato de bajo riesgo, revacunación cada tres años”

Sin embargo, enfatizó que el primer año de vida es igual para todos los gatos, independiente de su entorno: deben recibir un esquema de múltiples dosis que genere una base inmunitaria sólida. “Un gato, según la WSAVA, debiese recibir al menos 5 dosis de triple felina durante su primer año”.

Uno de los momentos más reveladores de la charla fue el análisis filogenético de los virus contra los que protegen las vacunas esenciales: parvovirus felino, herpesvirus y calicivirus. Troncoso explicó que, a diferencia de otros virus, estos presentan una baja variabilidad genética, lo que permite que las vacunas actuales sigan siendo altamente efectivas.

Esto, señaló, es una de las razones por las que es poco común encontrar casos clínicos de parvovirosis felina en animales vacunados: la inmunidad es sólida y duradera.

Hacia el cierre, el académico abordó herramientas emergentes para determinar cuándo revacunar, como el uso del test VacciCheck, que permite medir anticuerpos y evitar inoculaciones innecesarias. Si bien no reemplaza el criterio clínico, mostró cómo puede guiar decisiones personalizadas para cada paciente.

La charla no solo entregó contenido técnico, sino una invitación a revisar prácticas, cuestionar hábitos arraigados y comprender la vacunación felina como una herramienta dinámica que se ajusta a cada paciente y a la realidad epidemiológica de su entorno.

A través de evidencia, ejemplos reales y un lenguaje accesible, la actividad dejó en claro que la medicina preventiva sigue siendo uno de los pilares más poderosos para garantizar la salud y bienestar de los gatos en Chile.