Adscrita a Gratuidad

Egresada de Agronomía de Universidad de Las Américas, Daniella Gillmore, ha construido una trayectoria inspiradora donde la agricultura, la innovación y la vinculación con la comunidad se entrelazan con una mirada profundamente humana. Titulada con distinción máxima en 1999, fue reconocida como la mejor alumna de su generación, iniciando un camino profesional marcado por el liderazgo, la creatividad y el compromiso regional.

Desde hace más de dos décadas dirige Viña Gillmore, un proyecto familiar ubicado en San Javier, Región del Maule, dedicado a la producción de vinos y experiencias enoturísticas, que integra un spa de vinoterapia y casas de huéspedes. A través de su gestión, Daniella ha promovido una forma de vitivinicultura conectada con las personas, la identidad local y la sostenibilidad.

Además de su rol en la viña, ha desarrollado una intensa labor en turismo, artesanía y desarrollo local, liderando iniciativas como la Ruta del Vino del Valle del Maule, la Mesa Regional de Artesanía y el Proyecto Bicentenario Pueblo Artesanal Tabontinaja, impulsando la participación de más de 25 artesanos locales. Su visión la ha llevado también a desempeñarse como miembro del Consejo Asesor del Centro de Competitividad del Maule, evaluadora de proyectos FONDART y consejera de la Corporación Chilena del Vino. Por su destacado aporte, fue reconocida entre los 100 Jóvenes Líderes de Chile (2003) y las 100 Mujeres Líderes (2014) por El Mercurio.

Actualmente, es Miembro del Comité Productivo Región del Maule, Inacap, donde aporta su experiencia para fortalecer la conexión entre el sector productivo y la formación de futuros profesionales del agro.

 Desde tu experiencia profesional, ¿qué te motivó a vincular tu trabajo agrícola con proyectos comunitarios, educativos y de apoyo a emprendedores locales?

Principalmente porque cuando empecé a desarrollar el proyecto turístico de la viña, siempre pensé que tenía que estar relacionado con la comunidad, y mostrar la región y todo lo que teníamos. Por eso contacté productores locales, artesanos y empezamos a vender sus productos en la viña, generando una relación con la comunidad. Surge como una muestra local, así cada persona que nos visita hace un viaje por el Maule, sus artesanías y su gastronomía.

Actualmente formas parte del consejo de competencias de Inacap, colaborando en la conexión entre estudiantes y empresas agrícolas. ¿Qué aspectos consideras más importantes para fortalecer la empleabilidad y formación de los futuros profesionales del rubro?

Principalmente la adaptación a nuevas tecnologías aplicadas al agro. Hoy el desafío está en entender cómo la agricultura tradicional va hacia el futuro. Necesitamos profesionales versátiles, con capacidad de adaptación, que entiendan los ciclos de la agricultura, los respeten, pero sepan innovar en procesos y formas. Se necesita un profesional inquieto, que busque soluciones y formatos más eficientes y con mejor manejo de costos.

Has liderado proyectos muy diversos, desde el trabajo con artesanos regionales hasta el desarrollo de una cerveza artesanal y un spa de vinoterapia. ¿Qué papel ha jugado la innovación en tu trayectoria como agrónoma y emprendedora?

 La innovación ha sido la base. Te das cuenta de que las bodegas, las viñas, son todas iguales, pero la diferencia está en el relato, en cómo construyes. Y siempre he pensado que hay que soñar y hacer cosas distintas, no podemos estar siempre todos haciendo lo mismo. Por eso, he sido muy inquieta, y siempre he buscado hacer cosas, aportar a la comunidad y a mi entorno.

A lo largo de tu carrera has recibido varios reconocimientos, incluido el premio al mejor alumno titulado de tu generación en UDLA. Mirando en retrospectiva, ¿qué significa para ti ese camino y qué mensaje te gustaría transmitir a los estudiantes de Agronomía que hoy inician su formación?

El principal mensaje para mí es que nunca dejen de soñar, y se tomen tiempo de pensar cómo quieren vivir. Una vez que sepan eso, sueñen y busquen ese camino. Los premios y méritos son para el alma, pero ver que se cumplen tus sueños y que logras vivir de ellos es lo que realmente genera un cambio.

La historia de Daniella Gillmore es una muestra del espíritu que la Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía de UDLA busca promover: profesionales comprometidos con el desarrollo sustentable, la innovación rural y la transformación social desde los territorios. Su trayectoria demuestra que el conocimiento agrícola, cuando se une con la creatividad y el sentido comunitario, puede florecer más allá de los campos, inspirando a nuevas generaciones a construir un país más equitativo, próspero y conectado con su tierra.