Luego de nueve meses de labor, la carrera de Pedagogía en Educación Diferencial del Campus Los Castaños concluyó su Proyecto de Acción Comunitaria (PAC) 2024, plan cuyo foco estuvo orientado al ámbito de aula hospitalaria, siendo desarrollado en la Escuela Especial del Sanatorio Marítimo San Juan de Dios de Viña del Mar, centro que se especializa en la atención y rehabilitación de niños y jóvenes con daño neurológico infantil o adquirido que requieren cuidados clínicos.

En esta versión del PAC, iniciativa de Vinculación con el Medio de la escuela que lleva 10 años de ejecución, participaron cuatro estudiantes de tercer año: Mical Mora, Ariadna Vergal, Giovanna Peretta y Nathaly Ramírez, quienes acompañaron a los usuarios que asisten a la escuela del sanatorio en sus procesos educativos, con la supervisión de la académica de la carrera Jessica Durán y profesionales y educadores del centro.

El voluntariado se centró en apoyar las actividades de enseñanza y aprendizaje con un enfoque ecológico funcional y sociolaboral de dos cursos de la jornada de la tarde, con una quincena de alumnos de primer ciclo y de adolescentes que asisten al taller laboral inclusivo, participando en distintas acciones y experiencias sensoriales, destacando actividades recreativas, manualidades y juegos, elaboración de jabones y velas, pintura, estampado, creación de tarjetas navideñas, sesiones de cine educativo, entre otros.

La académica Jessica Durán destacó la importancia de este proyecto para las estudiantes, mencionado que ha promovido “un cambio de mirada del proceso formativo, sintiendo coherencia entre lo que están aprendiendo con lo que ocurre en la realidad educativa. Si bien su especialidad son los trastornos específicos del lenguaje, pasan por un proceso formativo que considera también la educación en contexto de escuela especial”.

Agregó que esta experiencia “las ha llevado a tener mayor empatía y una mirada más profesional respecto del rol de las profesoras de Educación Diferencial, potenciando mucho más la labor social vinculada con los sellos valóricos UDLA, teniendo una mirada más comprometida con los procesos de inclusión educativa, el bienestar de los usuarios y los sistemas aumentativos alternativos de la comunicación ante distintos diagnósticos dentro del aula, potenciando sus competencias para atender integralmente a sus estudiantes”.

Kimberly Barrera, educadora diferencial del Sanatorio Marítimo, comentó que “es súper importante para nosotros tener apoyos, sobre todo en la jornada de la tarde, pues somos duplas, asistente y profesora, que debemos ver a ocho estudiantes por curso. Ellos tienen daño neurológico, parálisis cerebral y retos múltiples, por lo que debemos trabajar uno a uno. Por ello, es muy enriquecedor tener apoyo activo, que nos aporten de su experiencia y entreguen herramientas que podamos integrar a nuestras clases y dinámicas”.

Las estudiantes compartieron sus experiencias durante el voluntariado, recalcando el aporte a su proceso formativo y personal. Giovanna Peretta dijo que “insertarse en este mundo es complicado, pero siempre nos llamó la atención venir, conocer la realidad y ver si podemos seguir fortaleciéndonos y avanzando desde prácticas. Como cohorte de tercer año queremos que esto no solo sea un voluntariado, nos gustaría que ojalá pueda ser una práctica desde primer año a través de la asignatura de discapacidad intelectual. Fue una experiencia maravillosa y sin dudas, volvería”.

Mical Mora dijo que “mi experiencia fue maravillosa, me mostraron distintas realidades que nos hicieron poner en el lugar del otro. Pudimos entregarles apoyo, no solo comunicándonos con ellos, sino una comunicación física, manipularles las manos para que pinten, entregar distintos apoyos. Queremos ampliar el campo para desde la primera instancia en nuestro proceso formatico, saber que podemos trabajar en una escuela hospitalaria o en una escuela especial, mostrando distintas realidades donde uno puede desarrollarse como profesional y brindar apoyos”.