¿Cómo evalúa el impacto que tendrá el CECA en la evolución del modelo formativo en salud?

A nivel institucional, la repercusión será profunda, porque CECA redefine la docencia clínica en torno a la seguridad del paciente, la evaluación formativa y la integración de tecnologías avanzadas. Mientras que a nivel nacional su proyección es trascendente: CECA puede transformarse en un referente que inspire a otras universidades a fortalecer la educación clínica desde un enfoque de calidad, evidencia y humanismo, aportando así a un nuevo estándar de formación en salud.

¿Qué desafíos académicos busca resolver el CECA en la formación de profesionales de la salud?

CECA nace precisamente para responder a desafíos que por años han estado presentes en la formación en salud: la heterogeneidad de las experiencias clínicas, la falta de sistematización en la enseñanza práctica y la distancia entre el aula y la realidad asistencial.

A través de un diseño educativo avanzado, buscamos generar entornos controlados donde los estudiantes puedan equivocarse y el error sea una oportunidad de aprendizaje, reflexionar y aprender de forma segura en donde el estudiante desarrolle autoconfianza y juicio clínico. Además, enfrenta el reto de actualizar al cuerpo académico en nuevas metodologías, impulsando una transición desde la docencia tradicional hacia un aprendizaje experiencial y centrado en el estudiante.

¿Cómo se articula el trabajo académico en los nuevos espacios del CECA?

El trabajo académico en CECA se articula a través de un diseño curricular intencionado, donde cada espacio cumple un propósito educativo dentro de un ecosistema formativo común. No son lugares aislados, sino entornos conectados por un mismo principio pedagógico: aprender haciendo, reflexionando y evaluando en contextos clínicos simulados o reales.

Por ejemplo, las salas de discusión clínica constituyen el eje reflexivo del modelo donde se desarrollan el razonamiento clínico, la priorización y el juicio ético mediante la revisión de pacientes y el análisis colectivo de casos. Mientras que el Centro Ideas y Generación de Conocimiento funciona como un laboratorio académico donde convergen la docencia, la investigación y la innovación. En él, los equipos trabajan en el diseño de proyectos y resolución de desafíos reales del sistema de salud y transferencia de conocimiento.

Por su parte, los ambientes inmersivos, como la Sala de Cirugía Inmersiva, la Unidad de Cuidados Intensivos simulada, la Casa Simulada o la Sala Inmersiva 360°, trasladan al estudiante a escenarios de alto realismo, donde se enfrentan a situaciones clínicas críticas o comunitarias que demandan pensamiento adaptativo, liderazgo y trabajo en equipo.

¿Cómo se ha preparado el cuerpo académico para integrar estas tecnologías en sus clases y prácticas clínicas?

La preparación del cuerpo académico ha sido un eje estructural en la consolidación del CECA. Entendemos que la incorporación de nuevas tecnologías y metodologías requiere, ante todo, una comprensión pedagógica sólida sobre la Educación Clínica y su propósito transformador.

En este contexto, hemos recibido más de 80 horas de capacitación en Educación Clínica, lo que ha permitido fortalecer la comprensión del modelo, sus fundamentos teóricos y su aplicación práctica en los distintos contextos formativos. Esta formación ha otorgado a los docentes un lenguaje común, criterios compartidos de evaluación y una visión clara sobre cómo se enseña, retroalimenta y evalúa en entornos clínicos de manera intencionada.

Además, quienes lideramos en CECA hemos asumido un rol activo en la transferencia de este conocimiento hacia las Escuelas de la Facultad de Salud, desarrollando instancias de capacitación interna en metodologías de Educación Clínica, tales como dinámicas clínicas de clases, prácticas integradas, escenarios de simulación, like like simulation entre otras.

Así será el nuevo Centro de Educación Clínica Avanzada CECA