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Hablar de vacunación en caninos suele remitir a protocolos rígidos y memorias aprendidas: fechas, productos y nombres comerciales repetidos casi de manera automática. Sin embargo, la reflexión del Dr. Ignacio Troncoso, académico investigador de la Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía UDLA, invita a detenerse y cuestionar si lo que se ha hecho por años es realmente lo mejor para la salud de perros y gatos.

En su charla, el académico reconoce que no viene del ejercicio clínico directo, sino de la ciencia y la investigación, y desde ahí plantea un desafío: volver a mirar las bases de la inmunidad, el rol del calostro en los cachorros, la variabilidad de respuestas entre camadas y, sobre todo, la necesidad de dejar de asumir que todos los animales son iguales.

Uno de los puntos centrales de su exposición fue la importancia de comprender la llamada “ventana inmunológica”, ese delicado período en que los anticuerpos maternos descienden y la vacunación comienza a ser efectiva. El Dr. explica que, entre las 6 y 9 semanas, las defensas naturales del cachorro bajan, pero si se vacuna demasiado pronto, la inmunización puede ser neutralizada por los anticuerpos presentes. En cambio, al esperar entre las 9 y 12 semanas, se logra una respuesta más sólida y duradera.

El académico fue claro en señalar que aplicar más dosis no equivale necesariamente a más protección. Vacunar sin atender al momento preciso puede transformarse en un gasto innecesario y, lo que es más relevante, en una falsa sensación de seguridad. Como él mismo advirtió: “Lo primero que quiero es una vacuna que no es un pinchazo, la vacuna yo quiero saber qué me genera anticuerpos.”

Otro de los aspectos destacados fue la necesidad de contar con información clara y transparente sobre las cepas virales utilizadas en las vacunas.  Detalló que en Chile no existen vacunas elaboradas con cepas nativas, sino que todas son importadas, principalmente desde Europa y Norteamérica. Esto implica que la protección muchas veces está pensada para realidades epidemiológicas distintas a la nuestra. “Una cepa no genera protección contra todas las otras”, señaló, insistiendo en que leer los prospectos y conocer qué variantes incluye cada vacuna es fundamental para tomar decisiones responsables.

El Dr. Troncoso también planteó la necesidad de utilizar herramientas diagnósticas, como tests rápidos para medir anticuerpos, que permiten personalizar la vacunación según cada animal y evitar tanto la sobrevacunación como la pérdida de efectividad por aplicar dosis en momentos inadecuados.

Hacia el final de su intervención, lanzó un mensaje directo a la profesión veterinaria, llamando a revisar lo aprendido y abrirse al cambio: “Después de toda esta charla, la idea es generar un cambio de paradigma, o por lo menos cuestionarse, de hacerla de mejor manera.”

Más allá de protocolos estandarizados y calendarios rígidos, lo que está en juego es la salud animal, la confianza de los tutores y la responsabilidad de los profesionales que tienen en sus manos la protección de miles de mascotas en todo el país.