Estudiantes de Terapia Ocupacional de Sede Concepción inauguraron una sala sensorial en el Colegio San Francisco de Talcahuano. La iniciativa se desarrolló en el marco de la asignatura Proyectos en Salud Comunitaria, correspondiente al Programa de Intervención Comunitaria (PIC) de UDLA.

La iniciativa fue liderada por el académico del PIC Víctor Pacheco, quien señaló que «esta sala es pionera en Talcahuano, pues es la primera sala sensorial autogestionada en una institución pública local. También se adelanta a la normativa, que hace solo unas semanas comienza a hablar de instalar salas de este tipo en las instituciones de educación a nivel nacional»

Sobre el trabajo realizado, Pacheco explicó que los estudiantes, considerando la gran cantidad de niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), decidieron implementar una sala de intervención sensorial completamente equipada. Para ello instalaron un piso de goma eva, espejos y cuñas destinadas al trabajo de lateralidad y esquema corporal, un vestibulador en rodillo para estimular el sistema vestibular, una piscina de pelotas y diversas cajas con juegos, actividades y texturas. Además, habilitaron sillas y mesas para apoyar el trabajo junto a las terapeutas.

El académico también destacó el apoyo de las socias comunitarias del programa: Verónica Soto, orientadora del colegio, y Soledad Gómez, encargada del Programa de Integración Escolar. Esta última coordinó el trabajo junto a los estudiantes y valoró especialmente la visión de futuro que demostraron, ya que, apenas dos semanas después de finalizado el proyecto, ya se proyectaban nuevos pasos para fortalecer la iniciativa.

La directora del Colegio San Francisco, Elisa Ávalos agradeció la labor realizada resaltando que «el trabajo de los estudiantes de Terapia Ocupacional nos va a beneficiar mucho, quizá ellos no lo saben, pero están cumpliendo un anhelo muy grande de nuestra institución, pues esto no es solo para el colegio, sino para toda comunidad».

Por su parte, la académica de Terapia Ocupacional, Valeria Avello, precisó que “siente   un profundo orgullo por la calidad humana y compromiso que se observa de los estudiantes, pues pusieron a disposición sus conocimientos teóricos y humanos al servicio de la comunidad con la cual estaban trabajando.  Desde nuestra disciplina, más que una sala sensorial, representa un espacio de encuentro entre estudiantes, de reconocimiento y oportunidades para las y los niños y sus familiares».

Los estudiantes María José Candia y José Fuentealba, quienes representaron al equipo de diez futuros profesionales que trabajaron en la sala, señalaron: “Comenzamos con un espacio pequeño y finalmente logramos habilitar una sala completa. Fue un trabajo largo y exigente, pero gracias al apoyo de nuestros docentes, del colegio y de nuestras familias, pudimos terminar a tiempo y entregar un lugar que será de gran utilidad para los niños y niñas de la escuela”.