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Norma Melo ha desarrollado una carrera sólida y ascendente en el área de Educación Parvularia, que integra formación en pedagogías alternativas, liderazgo educativo, y un fuerte compromiso social con la infancia.

¿De qué manera aportó la Escuela de Educación Parvularia a su trayectoria profesional?

 La Escuela de Educación Parvularia me entregó herramientas teóricas y también oportunidades de ir creciendo y obtener más conocimiento, sobre todo del sello que tenía la Universidad, con el cual yo me sentía identificada.

Llevo 25 años trabajando, practicando Montessori y hoy día me destaco como maestra Waldorf. El aporte que yo tuve en Educación Parvularia fue que mientras yo me estaba formando, me entregaban las herramientas necesarias para los planes que yo tenía a futuro: mi proyecto educativo.

Yo antes era técnico y entré a estudiar de nuevo para poder formar este proyecto, necesitaba ser Educadora y en Universidad de las Américas escucharon mis ganas de querer ser un agente de cambio en la Educación Parvularia

¿Cuál fue la influencia de UDLA en la creación y desarrollo de su proyecto profesional Rukakantun?

El sello de la carrera. El juego es parte del aprendizaje de Rukakantun, de la enseñanza que nosotros entregamos. El juego, las rondas, los cuentos, los versos, el que el niño se mueva, porque el niño a través de sus sentidos va adquiriendo el conocimiento, y todo eso yo lo fui aprendiendo en la Carrera de Educación Parvularia.

Nos enseñaron a implementar, a diseñar pequeños ensayos de proyectos, lo que me hacía pensar que era lo que yo necesitaba para darle base a mi proyecto educativo que hoy existe, que es Rukakantun.

El primer proyecto que yo hice fue justamente con este nombre Rukakantun, que al principio era para niños mapuches. Finalmente, el proyecto se concretó en Chiguayante. La Escuela me entregó principios éticos en donde se destacaba el compromiso con la comunidad, donde yo podía entregarme como profesional siendo una educadora que fuera diferente, y también una base teórica sólida que me hizo sentido cuando tuve el ramo de neurociencia.

La neurociencia nos entrega herramientas que complementan los conocimientos ya adquiridos para poder hacer un proyecto y tener una base pedagógica para trabajar con los niños. Rukakantun tiene como base pedagógica la pedagogía Waldorf, complementado con un sustento científico que es la neurociencia. La Universidad fue una gran influencia para mí para poder lograr lo que me había propuesto.

¿Cuáles han sido los mayores retos en el ejercicio de mi carrera?

A largo plazo, uno de mis retos es que el Jardín Rukakantún, siendo un jardín Waldorf, sea reconocido por el Ministerio de Educación, obviamente, unificando los conocimientos, las bases curriculares, las bases científicas.

¿Qué consejo le darías a las y los estudiantes de Educación Parvularia?

Uno de los consejos que yo daría a las futuras educadoras, es que desde el momento que ellas iniciaron esta carrera, tienen que pensar que ellas juegan un papel fundamental en el desarrollo integral de cada niño.

Ellas son las que van a guiar, ellas son las que tienen que, con el juego y la imaginación, desarrollar la capacidad de ver a las infancias en su interior y hacer que ellas se sientan acogidas. Idealmente, educar en ambientes ricos en experiencias sensoriales, promover actividades lúdicas, que fomenten la creatividad y la exploración dentro de un aula.

Lo importante acá es que, si tienen estas ganas lo que están estudiando es algo que realmente van a llevar a cabo en un aula, con amor, con respeto, ¡sigan adelante! Pero si no, siempre he dicho que den un paso atrás, porque como figura principal, el educador puede construir a un niño o destruirlo, entonces, yo siempre aconsejo a las estudiantes que vean bien en su interior si realmente van a ser capaces de recibir a todos estos niños con amor.