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José Luis Barrientos, egresado de la carrera de Diseño de la Universidad de Las Américas en 2013 y magíster en Educación Superior, cuenta con más de una década de experiencia docente en instituciones de educación superior, impartiendo asignaturas vinculadas al diseño de productos, mobiliario, interiorismo, prototipado y fabricación digital. Además, ha liderado proyectos de vinculación entre academia e industria. Es fundador y director creativo de Basalto Estudio de Diseño, desde donde impulsa la revalorización de materiales tradicionales mediante procesos de diseño contemporáneo.

¿Cómo nació la idea de crear una empresa de muebles y objetos?

La idea surgió a partir de mi proyecto de título en la universidad, donde comencé una investigación en torno al uso de la piedra nacional como recurso identitario. Este proceso me llevó a visitar canteras, conocer sus entornos productivos y comprender, de manera directa, el valor material y cultural de este recurso. A partir de esa experiencia, surgió la motivación por desarrollar objetos que rescaten y reinterpreten materiales y oficios tradicionales desde una mirada contemporánea.

Con el tiempo, esta inquietud se transformó en una visión más amplia y estructurada. En 2018 formalicé la propuesta fundando un estudio que articula diseño, artesanía y tecnología. Trabajamos principalmente con piedra, madera y otros materiales que se complementan, combinando procesos manuales con herramientas digitales para crear piezas que hablen del territorio, promuevan una estética atemporal y dialoguen con la identidad local desde el diseño de autor.

¿Cuáles han sido tus mayores logros como profesional y con tu empresa?

He tenido la oportunidad de participar en ferias internacionales, exposiciones en galerías de arte y diseño, así como en publicaciones de medios especializados. Si bien estos hitos son significativos, considero que mi mayor logro ha sido el desarrollo de una práctica profesional coherente, que ha crecido en paralelo con mi evolución personal como diseñador.

Destaco especialmente mi labor en la docencia, un espacio de constante retroalimentación que me inspira y desafía creativamente. Además, valoro haber sostenido una propuesta de diseño de autor con identidad propia, construyendo un espacio de trabajo donde el diseño dialoga con la artesanía, la tecnología y el territorio. Esta integración ha sido clave para proyectar una visión única y sostenible en el tiempo.

¿Cómo fue tu participación en la feria internacional de arte contemporáneo Ch.ACO de este año?

Fui seleccionado como parte de una curatoría especial de diseñadores nacionales, lo que me permitió presentar una trilogía de morteros en piedra inspirada en elementos geográficos de nuestro paisaje: los cerros, los ríos, los lagos y la cordillera. Esta edición limitada fue creada especialmente para el evento, con el propósito de resignificar el objeto cotidiano desde una mirada escultórica, pero utilitaria.

Ser parte de esta selección fue un reconocimiento importante, ya que situó el trabajo del estudio en un contexto donde convergen arte, diseño y pensamiento crítico. La participación en Ch.ACO no solo visibilizó la propuesta de autor a nivel internacional, sino que también fortaleció el diálogo entre diseño, identidad y territorio.

¿Cuál fue el aporte de UDLA en tu desarrollo como profesional?

UDLA fue clave, especialmente en términos humanos. Durante la carrera pasé por momentos de incertidumbre y dificultades, pero fueron varios docentes quienes me motivaron a seguir adelante y a confiar en mi proceso como diseñador. No solo enseñaban contenidos, sino que acompañaban, desafiaban y alentaban el crecimiento personal y creativo. Esa perseverancia y apoyo marcaron mi forma de enfrentar el diseño profesionalmente.

Además, UDLA fue el espacio donde comencé mi camino académico. Tuve la oportunidad de realizar ayudantías y, posteriormente, dictar clases, lo que marcó el inicio de mi vocación docente. También pude contribuir activamente a la implementación del Laboratorio de Maquetas y Prototipos, participando en el desarrollo de un espacio equipado con herramientas como cortadora láser, impresora 3D, cámara de vacío y otras tecnologías que potenciaron la formación práctica de los estudiantes.

¿Cuáles son tus objetivos a futuro?

Uno de mis principales objetivos es posicionar el estudio en el ámbito internacional, ampliando redes de colaboración y accediendo a nuevos mercados que valoren el diseño con identidad. Busco que el trabajo dialogue globalmente sin perder su raíz local, abriendo espacios donde el diseño latinoamericano tenga un lugar protagónico.

En paralelo, tengo un profundo compromiso con la formación de nuevas generaciones de diseñadores. Aspiro a seguir creciendo como docente, no solo transmitiendo conocimientos técnicos, sino también compartiendo una mirada crítica y reflexiva sobre la disciplina. Me interesa especialmente enseñar que los errores y los procesos no lineales son parte esencial del aprendizaje creativo, y que de ellos surgen las ideas más valiosas.

Finalmente, deseo seguir fortaleciendo los vínculos entre la academia y la industria, generando proyectos colaborativos donde la formación y la producción real se integren. Creo en un diseño que no solo resuelve, sino que también representa, cuestiona y construye futuro.