Adscrita a Gratuidad

Julio Suárez, Director del Magíster en Prácticas Socio-Espaciales, junto a Constanza Hermosilla, académica de la Escuela de Arquitectura UDLA, visitaron la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Nicosia en Chipre, en el marco del plan de movilidad Erasmus KA171, que promueve el intercambio académico entre escuelas de distintos países, buscando fortalecer la colaboración y el intercambio de conocimientos. Este viaje a Chipre marca el cierre de esta experiencia de intercambio entre un país del sur de América Latina y una nación dividida en el este del mar Mediterráneo.

Este intercambio académico comenzó en mayo del año pasado, cuando María Hadjisoteriou, académica de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Nicosia en Chipre, visitó la Escuela de Arquitectura UDLA durante una semana.

La Universidad de Nicosia es una casa de estudios privada que realiza sus clases completamente en inglés, permitiendo tener estudiantes de diferentes partes del mundo, desde Europa, Asia, Oriente Medio hasta América del Norte.

Durante una semana los académicos UDLA realizaron un workshop a los estudiantes chipriotas, “Fueron días bien intensos, de mañana y tarde, de arduo trabajo. El grupo estaba conformado por estudiantes de tercer año de Arquitectura de la Universidad de Nicosia, que trabajaron muy bien y al parecer les hizo mucho sentido el workshop y las actividades que nosotros planteamos, porque estuvieron en todo momento muy comprometidos”, comentó Hermosilla.

Durante la visita, el trabajo se centró completamente en la Green Line, que es la línea fronteriza que divide Chipre en dos partes, separando la República de Chipre (al sur, mayoritariamente grecochipriota) y la República Turca del Norte de Chipre (al norte, solo reconocida por Turquía). Esta línea fue trazada en 1974 tras la invasión turca en respuesta a un golpe de Estado realizado por los nacionalistas griegos. La Green Line no es solo una línea política, sino también una línea física que atraviesa ciudades como Nicosia, que sigue siendo la última capital dividida en Europa. La zona que la rodea, conocida como Buffer Zone, está patrullada por las Naciones Unidas y sirve para evitar confrontaciones y asegurar la neutralidad entre ambas regiones.

“El workshop exploró las cualidades espaciales de una ciudad dividida a través de una performance inspirada en el arte contemporáneo latinoamericano. El trabajo resultó en un video con entrevistas y una secuencia de cuerpos de 50 metros circulando por el muro divisorio, dibujos arquitectónicos de la línea divisoria y registros de fraccionamientos corporales de los estudiantes. El material fue exhibido en la Escuela de Arquitectura al cierre del workshop”, explicó Suárez.

El primer ejercicio del workshop consistió en responder estéticamente a la pregunta “si tu cuerpo estuviera dividido por una línea, ¿por dónde cruzaría esa línea?”. Los participantes reflexionaron individualmente y en grupo, definiendo cómo marcar la línea con materiales como luz, cinta, plumón o hilo, para luego crear una videoperformance coherente.

“Esta actividad inicial fomentó la confianza y dio paso a otros ejercicios, como el levantamiento en dibujo técnico de sectores del Buffer Zone y la intervención de ponchos de lluvia. La actividad final fue una performance colectiva donde los participantes usaron 50 ponchos conectados, formando una Green Line móvil que recorrió la ciudad antigua desde el inicio del muro hasta otro punto durante una hora y media. El registro de la performance estuvo a cargo de los estudiantes, quienes también editaron fragmentos del video”, señaló Constanza Hermiosilla.

Respecto a la experiencia de su visita, los académicos UDLA destacaron la disponibilidad de los estudiantes de participar en el workshop y de lo acogedores que fueron los académicos. Y a su vez, les llamó la atención las repercusiones que socioespaciales de esta ciudad.

“La situación de vivir en una ciudad dividida por un muro nos resultó extraña, ya que en Chile los límites que conocemos son más geográficos y políticos. Sin embargo, en todo momento nos recibieron de manera muy acogedora tanto los profesores como los estudiantes”, expresó Hermosilla.

Por su parte, Suárez argumentó que “este tema, similar a la dictadura en Chile, deja cicatrices difíciles de olvidar. La división del país trajo consigo atrocidades propias de una guerra, y hoy resulta interesante explorar los impactos tanto sociales como espaciales. Lo más relevante y fascinante de nuestra experiencia en Nicosia fue comprender esa transformación y analizar la frontera desde la perspectiva del arte y la arquitectura”.