Estas en: Egresados Destacados Egresado de la Escuela de Arquitectura UDLA trabaja en el mejoramiento de la infraestructura de organizaciones sociales
Publicado el 30 de mayo de 2024
Álvaro Acevedo es arquitecto egresado de Universidad de Las Américas en 2018. Su proyecto de título, la “Estación de Encuentros”, se desarrolló en el Barrio República, en el marco del Programa de Intervención Comunitaria, siendo parte de la tercera generación de egresados en esta modalidad.
Actualmente, Álvaro trabaja en el programa Fondo Social Presidente de la República, perteneciente al Departamento de Acción Social de la Subsecretaría del Interior. Este programa gubernamental otorga recursos estatales a organizaciones sociales, brindando apoyo tanto para actividades como para infraestructura. Se divide en dos componentes principales; uno que complementa las actividades de las organizaciones mediante talleres, y otro que se enfoca en la infraestructura, permitiendo la construcción, modificación o ampliación de sus sedes, y en el que se centra el trabajo de Acevedo.
¿En qué te ayudo la formación de UDLA para poder desempeñarte en tu trabajo?
Existen varias aristas, pero creo que algunas son bastante personales. Comencé mis estudios en Universidad de Las Américas cuando la institución tenía un enfoque completamente diferente. El programa de estudios que tomé era experimental y fui parte de la tercera generación que se graduó con esta modalidad.
Gracias a ese enfoque, desarrollé un interés en el aspecto social de la arquitectura. No quería ser uno de esos arquitectos típicos que solo trabajan en sus proyectos de escritorio, creando maquetas y memorias. Esta modalidad más realista y práctica me permitió darme cuenta de la dimensión social que la arquitectura puede tener.
A través del aprendizaje práctico, pasé de ser un estudiante bajo la guía de otros, a convertirme en un profesional responsable de guiar a otras personas. Este enfoque me enseñó la importancia de aprender haciendo.
En esa misma línea, los proyectos de titulación se sustentan en el Programa de Intervención Comunitaria, que se centra en considerar a las comunidades durante el desarrollo de proyectos arquitectónicos en una zona. ¿Cuál es tu opinión sobre esta metodología?
Creo que es sumamente importante porque hoy en día UDLA tiene un enfoque más realista de la arquitectura. La arquitectura tradicional, con la que me formé, a menudo se enfoca en construir cosas que en la práctica pueden ser poco realistas. La carrera de arquitectura, en general, puede ser elitista; no todos tienen los recursos para diseñar sus casas o edificios.
El enfoque actual de UDLA y su Programa de Intervención Comunitaria en los proyectos de titulación es mucho más realista. Trabajar con las comunidades permite entender verdaderamente sus necesidades, convirtiendo los proyectos de escritorio en proyectos reales. Este enfoque práctico, que incluye el contacto directo con las comunidades, ofrece una perspectiva más auténtica y útil para el desarrollo de proyectos arquitectónicos.
Creo firmemente que la arquitectura siempre tiene un rol social. Ya que surge de una carencia, ya sea de espacio o de albergue. En Chile, la arquitectura abarca muchas aristas y se enfrenta a diversas realidades. Sin embargo, la esencia sigue siendo responder a las necesidades sociales de las personas y las comunidades. Por eso, es fundamental considerar el impacto social de cada proyecto arquitectónico, asegurando que sirva para mejorar la calidad de vida y satisfacer las necesidades reales de quienes lo utilizarán.
Desde una mirada ajena a lo que hoy es tu trabajo ¿dónde está la arquitectura nacional hoy en día con respecto a su carácter social?
Me cuesta un poco desmarcarme de mi trabajo, porque finalmente lo que hago es un trabajo netamente social con la arquitectura. Se enfoca en colaborar con organizaciones para dar respuestas sociales y espaciales. Considero que la arquitectura es fundamental para ofrecer respuestas sociales y espaciales, ya que es el diseño del espacio el que permite el desarrollo de las personas y la sociedad a través de la ciudad
¿Qué proyecto dentro de tu trabajo destacarías y que te ha marcado cómo profesional?
En mi trabajo, reviso proyectos que no diseño personalmente. Estos proyectos llegan ya elaborados, y mi labor consiste en aplicar la normativa correspondiente. Luego, junto con las organizaciones sociales, supervisamos su ejecución. Trabajar con estas organizaciones es fundamental, ya que desempeñan un papel crucial en los barrios. Por lo general, se reúnen en casas o plazas, ya que muchas veces no cuentan con un lugar físico propio donde congregarse. Por tanto, poder construirles una sede social, aunque no sea necesariamente con un diseño llamativo, y brindarles un espacio exclusivo para sus actividades, es invaluable. La gente está eternamente agradecida, considerándonos gestores o intermediarios que les permiten desarrollar sus proyectos, que no son nuestros, sino de ellos.
Estas acciones, en mi opinión, son invaluables y constituyen una parte integral de la arquitectura. Por ejemplo, la instalación de cierres perimetrales. Aunque parezca solo una reja, para la gente implica mucho más, ya que les brinda seguridad y delimita su espacio, un espacio que les pertenece. Además, los huertos urbanos. En una ocasión, financiamos uno y sentí que reflejaba completamente el espíritu de la arquitectura social. Al generar un espacio así, se fomenta en la gente un sentido de propiedad y responsabilidad; lo cuidan y lo van mejorando con el tiempo. Estos proyectos son como el primer paso para que la comunidad se apropie de ellos y los sienta realmente suyos.
Como egresado, ¿qué consejo o un mensaje darías a los y las estudiantes de Arquitectura UDLA?
Creo que es fundamental que los estudiantes de Arquitectura vivan plenamente la intensidad de su formación académica. Es crucial aprovechar al máximo todas las oportunidades que ofrece la Escuela, como charlas, convocatorias, workshops y concursos. Estas experiencias son fundamentales, al salir al campo laboral, la diferencia entre un arquitecto y otro no solo radica en los 12 semestres de carrera, sino en el bagaje de experiencias que han acumulado. Aquellos que han participado activamente en concursos, workshops y charlas, tendrán una ventaja significativa sobre sus colegas. Por lo tanto, invitaría a los estudiantes a que se involucren en todas las actividades que puedan durante su carrera universitaria, ya que esto marcará la diferencia en su desarrollo profesional.