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La astrónoma y Premio Nacional de Ciencias, María Teresa Ruiz, fue invitada por la Facultad de Educación de UDLA para abordar los desafíos que enfrenta la sociedad en la formación de nuevas generaciones de científicas.

La investigadora, quien enfatizó que la familia, junto a los profesores y profesoras, tienen un rol fundamental en el acompañamiento y motivación, emplazó a las mujeres a “que lo intenten, y no solo en la astronomía, un área en la que tenemos los mejores laboratorios del mundo, sino también en otras áreas que están en buen nivel en Chile: los océanos, la geología, la geofísica…”.

La ciencia la lleva… y el mundo necesita más ciencia y la ciencia más mujeres”, dijo la académica de la Universidad de Chile y Doctora en astrofísica por la Universidad de Princeton, durante la actividad que es parte del Ciclo de actividades conmemorativas realizadas por UDLA en el marco del Día Internacional de la Mujer.

María Jesús Honorato, Decana de la Facultad de Educación de UDLA, quien estuvo acompañada en el conversatorio con Pía Espinoza, Directora de la Dirección de Género, valoró la trayectoria de la Dra. Ruiz y su contribución como referente del género en la ciencia chilena. “María Teresa Ruiz ha tenido una gran carrera, que le ha permitido aportar a la ciencia y la astronomía con descubrimientos fundamentales, no sólo para Chile, sino para el mundo”, dijo la autoridad.

Honorato subrayó que, en la educación, la existencia de modelos a seguir es fundamental para crear estrategias que permitan a las niñas acercarse a campos científicos como la astronomía, quebrando la tendencia que arrojan las mediciones estandarizadas en los establecimientos nacionales: la baja motivación del género femenino por las carreras de las denominadas áreas STEM (siglas en inglés para las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

El encuentro con la ciencia

En un repaso por los primeros años de su vida, la científica contó que en el colegio fue tildada a los cinco años como “poco inteligente” por sus profesores y terminó pensando que no tenía aptitudes. Todo esto hasta que a los nueve años conoció a una profesora de matemáticas que la ayudó a motivarse con los números y descubrir poco a poco sus habilidades.

“La profesora de matemáticas era el terror de todos. Se suponía que era mala de corazón. Yo pensaba que era tonta y la profesora era exigente… pero me empezó a ir regio. Por primera vez sentí que una profesora me decía cosas positivas. Fue una maravilla para mí, me dio confianza en mí misma, la seguridad de que era capaz. Los profesores que apoyan a las niñas, les abren el camino para seguir”, apuntó la expositora.

“Cuando niña me interesaba jugar con mis muñecas y me llamaba la atención tejer. Me encantaba ver cómo el movimiento de la mano convertía una cosa de dos dimensiones en una de tres dimensiones. Por eso, creo que los estereotipos no valen nada”, enfatizó durante su charla magistral la astrónoma nacional, actual directora del Centro de Excelencia de Astrofísica y Tecnologías Asociadas (CATA).

La astronomía no fue su decisión hasta que poco antes de ingresar a la universidad cuando observó por primera vez la Vía Láctea. Le había costado convencer a su mamá de estudiar ingeniería, pero terminó decantándose por la observación del universo en los años ’60, cuando ya se hablaba que Chile podría ser el epicentro de la investigación mundial en ese campo.

Actualmente, Chile es cuarto entre las naciones de la OCDE con menor contingente de investigadores en las áreas STEM. La cifra equivale al 30% del total de personas que se desarrollan en el campo de la investigación, lo que pone al ecosistema científico local muy por debajo de la paridad de género y lejos del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la agenda 2030 en temas de igualdad y empoderamiento femenino.