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Como una manera de reconectar y concientizar a la ciudadanía con la biodiversidad urbana de Santiago es que nace el proyecto “Vivo Mapocho”, liderado por los académicos de la Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía (FAVA) Mario Alvarado y Blanca Molina, con el cual se busca involucrar a la comunidad con los ecosistemas del río, invitándola a conocer y reflexionar sobre las especies que lo habitan, apuntando a lograr una mayor protección de estos valiosos hábitats.

Vivo Mapocho es un plan que los investigadores de FAVA tenían en mente hace un tiempo, con la idea principal de vincular a la ciudadanía con su entorno natural, objetivo que los llevó a postular a los Fondos Concursables de Vinculación con el Medio de UDLA en verano de este año, logrando su adjudicación, y con ello, el financiamiento para llevar adelante la iniciativa, la cual busca transformar la actual visión colectiva del río de afluente que lleva descargas de aguas servidas, a una mirada de fuente de vida con abundante biodiversidad de flora y fauna.

Esta era una idea que nos rondaba hace mucho tiempo en la cabeza. Somos un país que da la espalda a sus cuerpos de agua. Tenemos más de ocho mil km de costa y sabemos muy poco del mar, lo que también sucede con el agua dulce. Nuestras cuencas dan origen a las ciudades que las rodean, pero desconocemos su importancia ecológica y social. Es así, como decidimos, dar un paso en esta reconexión con la biodiversidad y evidenciar el rol ecosistémico del río Mapocho, principal cuerpo de agua que recorre la capital de nuestro país y que alberga una inmensa cantidad de vida. De ahí deriva su nombre, “Vivo Mapocho: reconectándonos con la biodiversidad urbana”, explicó Mario Alvarado.

Una de las principales motivaciones de los académicos por contribuir a la protección del río Mapocho es su declaración como humedal urbano, derivada desde la Ley 21.202 creada en 2019, la cual protege a estos cuerpos de aguas con menos de seis metros de profundidad situados en las ciudades, determinados como ecosistemas acuíferos que se conectan con ecosistemas terrestres.

En este sentido, uno de los principales cuerpos de agua en Santiago es el río Mapocho, el cual recorre 16 comunas y alberga gran diversidad de flora y fauna, entre las que se pueden encontrar diversas especies de aves, reptiles y anfibios. Este río fue históricamente el lugar de desechos de las aguas servidas, por lo que ha sido considerado ”basurero de la ciudad”, sin que la comunidad logre reconocer su importancia ecológica como corredor biológico, conectando ecosistemas cordilleranos con ecosistemas de los valles y desembocando en el río Maipo, para finalmente llegar al mar.

El diseño del proyecto Vivo Mapocho tuvo como principal herramienta de difusión actividades relacionadas con comunicación de ciencia, entre las cuales destacaron visitas a colegios con talleres didácticos. “Los talleres abordaron temáticas de biodiversidad, ecosistemas de humedales y acciones de concientización ambiental. Además, se desarrollará una salida a terreno para que puedan visitar parte del humedal urbano del río Mapocho, y así conocer en terreno los temas abordados y observar la rica biodiversidad que hay en él”, detalló Blanca Molina, Doctora en Medicina de la Conservación y una de las diseñadoras el proyecto.