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Constanza Hermosilla y Julio Suárez, académicos de la Escuela de Arquitectura UDLA, realizaron una exposición en el Galpón UDLA ubicado en el persa Víctor Manuel denominada “Ruta CH-160: detrás de las industrias se esconde el sol”, la cual muestra los efectos sociales derivados de la negligente planificación urbana que aqueja a la Región del Biobío. Esta obra contó con la curaduría de Luis Alarcón y Ana María Saavedra, directores de Galería Metropolitana.

La obra que se originó en una residencia artística en la comuna de San Pedro de la Paz, consiste en una serie de registros audiovisuales, performance, nuevos medios y una pieza sonora, que recogen la memoria visual de la residencia en Coronel. La obra se sumerge en la vida cotidiana de los residentes de este lugar, realizando una crítica a la devastación que el extractivismo ha generado en las periferias urbanas.

Este territorio es denominado como un lugar de conflicto socioambiental por el Instituto Nacional de Derechos Humanos al igual que Tocopilla, Huasco y Puchuncavi. El funcionamiento de décadas de minas de carbón y de la Central Termoeléctrica Bocamina 2, han deteriorado su flora y fauna como también la vida de sus habitantes.

La obra tuvo el asesoramiento del arquitecto, Mirco Faúndez, residente de Coronel y quien cuenta con un amplio conocimiento de las vicisitudes de la zona. Su participación resultó clave durante el proceso de investigación, creación y producción de obra.

“Estamos viviendo en la época del capitalismo cognitivo, donde el neoliberalismo invade todos los rincones de nuestras vidas, hasta los más íntimos. En ese contexto, el arte contemporáneo emerge como un campo en el que uno puede imaginar una realidad paralela con otras leyes, donde es posible ser, estar y convivir de otras maneras en este mundo”, comentó Hermosilla.

La performance que los académicos UDLA llevaron a cabo durante la presentación de la obra consistió en instalar dos sillas de playa y un quitasol sobre un montículo de residuos de carbón, acompañado por pantallas que mostraban las distintas intervenciones que los artistas realizaron en la zona. Entre ellas, la performance sobre un paradero de buses similar a lo presentado que descolocó a los residentes del lugar.

Para nosotros la Ruta CH-160 es el encuentro entre límites y fronteras. Es un espacio, una línea divisoria donde se encuentran extremos como la sobreexplotación de recursos, la expansión de la ciudad y el consumo de retail. En ese sentido, el humor es una forma de traspasar esos límites y subvertir lo esperado”, señaló Suarez.

Esta exposición también se enmarca en el Magíster en Prácticas Socio – Espaciales de la Facultad de Arquitectura, Animación, Diseño y Construcción del cual Suárez es su director y que aborda el estudio del espacio a través del desarrollo de proyectos de creación. Estos proyectos son concebidos como herramientas para la investigación de fenómenos socio-espaciales en el contexto latinoamericano.

A través de la práctica situada, el cruce de herramientas y conocimientos entre ciencia, artes y humanidades se busca cuestionar los límites disciplinares de la arquitectura en la aproximación hacia el espacio como objeto de estudio.