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Por: Académicos línea de investigación Acuicultura de la Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía de UDLA

Nuestro planeta posee más de dos tercios de su superficie cubierta por agua. De ahí radica la importancia de los océanos y mares para la vida. El mar, de menor tamaño que los océanos y en estrecha cercanía con las masas terrestres, es una fuente inagotable de biodiversidad, otorgando un sinfín de recursos favorecedores. Desde tiempos remotos los humanos han sido capaces de reconocer la grandeza de este bien natural y de generar conductas asociativas que permiten la extracción de bienes derivados del mar, dentro de los cuales encontramos peces, moluscos, crustáceos y algas.

Una de las formas de obtener recursos acuáticos es a través del cultivo. La producción mundial de peces cultivados es un recurso que ha aumentado aproximadamente en un 4,5 % anual durante la última década, alcanzando un récord de 87,51 millones de toneladas en 2020 (264.800 millones de USD) con un aumento del 6,7% respecto al año 2018. Esta producción de animales acuáticos representa el 49,2% respecto al total de la producción animal (animales no acuáticos). Su crecimiento está dado principalmente por países tales como Chile, China y Noruega, impulsado por la expansión en sus respectivas regiones, en respuesta al aumento del consumo mundial de peces que alcanza en un 2,1 % anual, más rápido que las tasas de otras proteínas animales (carne, huevos, leche, etc.) o el ritmo de crecimiento de la población mundial del 1,6 %.

La participación de Chile en la producción se concentra principalmente en el salmón del atlántico, salmón coho y trucha arcoíris (52% de la producción de peces en Chile), y otras especies en menor producción como corvina, dorada, esturión y turbot, así como otras especies de moluscos. El año 2022, las exportaciones de salmón y trucha alcanzaron un total de 751.259 toneladas (con un incremento del 3,8% respecto de 2021) y el valor de dichas exportaciones alcanzaron los US$ 6.606 millones, lo que, representa un alza del 27,3%, respecto de 2021. Estos valores son de alta relevancia en la matriz exportadora de Chile, solo detrás del cobre y litio, siendo fundamental para el desarrollo del país y de la macrozona sur.

El camino hacia la Acuicultura sustentable

Los sistemas alimentarios acuáticos pueden hacer contribuciones clave hacia un mundo más
sostenible, influenciando directamente la seguridad alimentaria y la nutrición,
ayudando a preparar y amortiguar los impactos del cambio climático y, cuando se transforman adecuadamente, aumentando de manera sostenible el suministro de alimentos nutritivos, contribuyendo a la resiliencia de la comunidad, el empleo decente, la equidad, la igualdad de género y el alivio de la pobreza.

Para esto, se han planteado los siguientes lineamientos en una directriz impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO):

1) Apoyar el suministro de suficientes alimentos acuáticos para una población en crecimiento que sea ambiental, social y económicamente sostenible y equitativo

2) Garantizar la disponibilidad y accesibilidad de alimentos acuáticos seguros y nutritivos para todos, en particular para las poblaciones vulnerables, y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

3) Garantizar que los sistemas alimentarios acuáticos contribuyan a mejorar los derechos y los ingresos de las comunidades vulnerables para lograr medios de vida equitativos.

4) Apoyar la resiliencia en los sistemas alimentarios acuáticos que están muy influenciados por procesos antropogénicos y no antropogénicos dinámicos, incluso por un clima cambiante.

La investigación y su importancia en el progreso de la acuicultura sostenible

La investigación, desarrollo, innovación y emprendimiento (I+D+I+E) cumplen un rol fundamental para mejorar la eficiencia, la productividad y la sostenibilidad de la acuicultura, y así lograr cubrir, de manera medioambientalmente amigable, gran parte de la creciente demanda de proteína que experimentará la población humana en las próximas décadas. Los desafíos son muchos, y se evidencian, según su naturaleza, en las distintas etapas que componen el ciclo productivo de los diversos recursos hidrobiológicos de importancia y/o potencial comercial.