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Con la presencia de la Rectora Pilar Romaguera, se desarrolló la inauguración de Actividades Académicas de la Facultad de Ingeniería y Negocios donde la charla magistral estuvo a cargo de José Miguel Benavente, PhD en economía en la Universidad de Oxford y actual Vicepresidente ejecutivo de la CORFO.

Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del Decano de la Facultad, Gonzalo Islas, quien manifestó que “nuestra Facultad crece gracias al esfuerzo de sus académicos, al compromiso de sus estudiantes y a la colaboración de sus egresados. Esperamos que el 2023 sea también un año de grandes éxitos”.

Tras eso, comenzó la exposición de Benavente quien habló sobre políticas de innovación en nuestro país. Como primer elemento, el profesional reflexionó con los asistentes por qué la innovación es importante: “Aporta al crecimiento y competitividad a través de la generación de nuevos productos, mejora de procesos, productividad, sofisticación productiva y crecimiento. Por el lado del desarrollo, ayuda en la calidad del empleo, la distribución del ingreso, y la expansión del conocimiento en todas su variantes”.

En es la línea aseguró que la innovación también trae rentabilidad tanto privada como socialmente: “En Chile tenemos números que la rentabilidad del esfuerzo de la investigación desarrollo, que es una forma de medir la cantidad de medir el dinero que las empresas invierten en estos temas, es el doble de la rentabilidad que tiene la inversión de capital físico. El único problema es que en general la rentabilidad se ve en el mediano y largo plazo”.

El representante de la CORFO también ahondó en algunas bases conceptuales de la innovación afirmando que esta “puede ser vista como un proceso o como un resultado. Está compuesta de dos actividades complementarias, por una parte, la factibilidad técnica y por otra la creación de valor. Asimismo, responde a incentivos económicos, sociales y culturales y puede ser empujada por la oferta o tirada por una demanda”.

Sobre la medición de la innovación en Chile, Benavente fue claro en sostener que “los datos son pésimos. Israel y Corea del Sur usan casi 5 puntos del PIB es para innovación y desarrollo, en cambio nuestro país solo gasta 0,35. Por el ingreso per cápita, deberíamos al menos estar en 1 punto (…)  Hace 55 años que estamos tratando de empujar la agenda para que Chile invierta esa cifra en investigación y desarrollo. El compromiso de esta administración es que se duplique este gasto de 900 millones de dólares a 1800”.

Dentro de diagnóstico que tiene el expositor para entender la baja innovación que hay en Chile, está que “las firmas tienen incentivos débiles para innovar y no poseen información acerca de cómo hacerlo. También podríamos mencionar que los gobiernos han su subinvertido en acciones clave tales como infraestructura, conocimiento o formación de capital humano; asimismo, no ofrecen políticas que superen las fallas de mercado”.

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