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María Belén es egresada de la Escuela de Kinesiología de UDLA y no solo fue la primera mujer en arbitrar un partido de la Primera División chilena de futbol masculino, sino que además arbitró en el Mundial Femenino de Francia 2019 y en una final de la Copa Libertadores de América Femenina.

Actualmente, se prepara para participar en el mismo rol en la Copa del Mundo Femenina de Australia y Nueva Zelanda 2023 junto a otras 107 arbitras de todo el mundo, seleccionadas por FIFA.

¿Qué se siente representar a Chile en un torneo internacional deportivo?

Me siento orgullosa del trabajo que he realizado en el arbitraje durante estos 18 años. Se requiere de mucha convicción y perseverancia parar resistir las adversidades, pero he conseguido las herramientas para consolidarme y alcanzar una de mis grandes metas, que es arbitrar a nivel internacional en un evento tan masivo e histórico como la FIFA. 

Eres la primera mujer en arbitrar un partido de la Primera División de fútbol masculino (Santiago Wanderers y La Serena), ¿consideras que es un avance para el género femenino en el fútbol?

La consolidación de la mujer en el fútbol no ha sido fácil y en lo personal es un avance gigantesco poder estar hoy en primera división masculina. Para alcanzar esto, se requiere mucho trabajo y constancia y seguridad para saber que soy la persona correcta para estar acá.  

¿Has tenido que enfrentar dificultades o limitaciones en el deporte por ser mujer?

Las limitaciones son para todos en general; creo que tanto hombres como mujeres presentamos dificultades al estar en un espacio que es competitivo, donde siempre tienes que estar bien y planificando cosas como la recuperación, la alimentación, chequearse por posibles lesiones.

Respecto al género, al comienzo claramente fue difícil porque la sociedad piensa que hay actividades exclusivas para hombres y mujeres, pero cuando una participa en espacios históricamente liderados por hombres, empiezan las dudas y cuestionamientos. Pero si la mujer tiene sus metas y creencias claras y fuertes puede llegar a hacer cualquier actividad que se le plazca.

¿Qué herramientas te entregó haber estudiado Kinesiología en UDLA y que ahora aplicas en tu labor de árbitra?

Estudié Kinesiología porque soy una deportista que debe enfrentar algunas lesiones que son parte del ejercicio, por lo que me incentivó poder saber si tengo algún tipo de lesión, saber de qué se trata, qué tratamiento seguir y entender qué herramientas ocupar para recuperarme y que me hagan sentido como deportista.

Ser kinesióloga me ha servido un montón en mi vida deportiva y profesional, ya que también trabajo en la Universidad Católica de Chile en el área de reintegro deportivo para los seleccionados, entonces ha sido una carrera que me ha nutrido en estos dos mundos.

Anteriormente estudiaste Educación Física, ¿cómo se complementa con los conocimientos que adquiriste como kinesióloga en UDLA?

Se complementa porque la Educación Física tiene toda una metodología para que la otra persona te pueda entender. Hay procesos de aprendizaje y cognitivos que fortalecen mi labor como kinesióloga gracias a la metodología, la explicación y la capacidad profesional de poder llegar a otro deportista o paciente de forma pedagógica, por lo que son carreras muy complementarias.

Para mí la Educación Física es el foco que le doy a mi vida, es la práctica deportiva, de salir al aire libre y moverse, es tener una vida saludable, es poder comer lo que mi cuerpo necesita, hidratarme, de ser sociable y poder impartir o difundir los factores protectores de la salud.

Desarrollaste tu carrera en el arbitraje en paralelo a tus estudios ¿sientes que UDLA te dio facilidades para complementar ambas labores? 

Reconozco que Universidad de Las Américas siempre estuvo presente, me enseñó lo que es la perseverancia y siempre estuvieron atentos a que terminara mis estudios y me convirtiera en una gran profesional.

Desde un comienzo, la Universidad me ayudó en complementar mi vida estudiantil, trabajar y arbitrar. Eran tres cosas bastante desafiantes que debía cumplir durante mi semana, y destaco la flexibilidad deportiva de UDLA, porque tenemos tiempos diferentes a los de un estudiante común, y la Universidad se hizo cargo y me dio facilidades según mis necesidades, pero también me exigió con los contenidos y las evaluaciones propias de la carrera para obtener un buen aprendizaje académico.