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Pía Espinoza es abogada de la Universidad de Chile, Máster en Ciencias en Política Social y Desarrollo de la London School of Economics and Political Science, donde cursó estudios de género y realizó su tesina de Magíster en Criminalización de la violencia contra la mujer en Chile.

La profesional posee 10 años de experiencia ligada a la educación superior y en materias de género. Entre 2016 y 2017 trabajó como asesora del gabinete de la División de Educación Superior del Ministerio de Educación en diversas temáticas, incluyendo género.

En la sección “Consejos de profesional a profesional” nuestra entrevistada explica en qué consiste su trabajo como Directora de la Dirección de Género de UDLA, sus motivaciones en lo laboral y su opinión respecto a los avances y retrocesos en las políticas de género en Chile.

¿Qué te incentivó a especializarte como abogada en políticas de género?

Estudié mi Máster en Políticas Sociales donde tomé la línea específica de género. Empecé a involucrarme en este tema y a entender en qué consistían los estudios de género; necesitaba conocer la problematización, la historia y cuáles eran los planteamientos teóricos al respecto. El interés por los asuntos de género lo empecé a tener en uno de los cursos generales del Máster y poco a poco me empezaron a seducir e introducir en un mundo de conocimientos. Así fue como llegué a apasionarme por las políticas de género y finalmente realizar mi tesina en violencia contra la mujer.

¿Qué es lo que más destacas de tu trabajo en UDLA?

Esta labor resulta ser un gran desafío ya que UDLA es una institución enorme y diversa. Mi trabajo es muy transversal, ya que, si bien pertenezco a la Dirección General de Vinculación con el Medio y Comunicaciones, debo trabajar con la Vicerrectoría Académica, con decanos y decanas, con directores y directoras de escuela, con la DAE, con los centros de estudiantes, con la biblioteca, con la gente de operaciones, entre otros departamentos. Pero, además, siento que este trabajo trasciende las paredes de la Universidad, pues de alguna u otra manera, es un tema que impacta en un ámbito relacional y personal de quienes la integramos.

¿Cuál es tu visión como abogada en la Dirección de Género de UDLA?

Bueno, como poseo un diplomado en “Compliance y Buenas Prácticas Corporativas”, tengo muy integrado en mi profesión lo que es el cumplimiento de la política.  Por otra parte, mi principal labor es realizar acciones de prevención en contra de conductas de acoso, violencia y discriminación de género, por lo que el Derecho me ha permitido ir un poco más allá, no sólo difundiendo las normas, sino también estar al tanto e informada sobre las implicancias legales de los distintos conflictos en materia de género, y también, sobre decisiones jurisdiccionales relevantes al respecto.

¿Qué avances y retrocesos observas en las políticas de género en Chile?

Un avance que me gustaría destacar es que hay una mayor consciencia de lo que significa la perspectiva de género, de asumir como sociedad que la discriminación en lo relativo a género ya no es transable. Por ejemplo, ya no es chistoso reírse de las personas que son homosexuales o transexuales como lo era -lamentablemente- hace un par de décadas atrás. Pienso que es un gran avance el haber tomado conciencia como sociedad de que hay una identidad en cada persona que hay que respetar, independiente de su género o de cualquier otro atributo de su individualidad.

En el aspecto negativo creo que la pandemia implicó un retroceso general en la inserción laboral de las mujeres y en lo que respecta a la corresponsabilidad doméstica. Antes de 2020, se vislumbraron intentos de avanzar en ese sentido, pero me parece que ha habido un retroceso.

¿Cómo crees que ha sido el cambio del Poder Judicial en temas de género?

Pienso que en los últimos seis años el Poder Judicial  ha avanzado en temas de género por dos razones. En primer lugar, se ha hecho cargo de establecer una política de género y se han tomado las medidas que corresponden para evitar situaciones que antes ocurrían con reiteración.

Lo digo desde mi propia experiencia como procuradora, trabajando en tribunales, pero también, como representante de personas que pasaron por situaciones desafortunadas, principalmente en litigios de familia y violencia intrafamiliar; ahí era difícil visibilizar sus problemáticas en audiencia ante jueces que no tenían nociones de perspectiva de género.

En ese aspecto, me parece muy bien que se hayan realizado campañas, como por ejemplo, contra el acoso sexual y que hasta hoy existan capacitaciones para las funcionarias y los funcionarios del Poder Judicial.

Por otro lado, el recambio generacional que ha habido en el Poder Judicial ha sido un factor positivo, ya que se ha creado el espacio para que nuevos y nuevas integrantes puedan dar cumplimiento a las normas sobre acoso sexual que se autoexigió. Ese cambio ha sido muy efectivo ya que los nuevos y nuevas juezas poseen un criterio con perspectiva de género.

¿Por qué es relevante que hoy la comunidad de UDLA tenga una perspectiva de género?

Ver las cosas con perspectiva de género nos permite entender la dicotomía que a veces se nos presenta al saber que, en la teoría, todos y todas tenemos los mismos derechos u oportunidades, pero que, en la práctica, el rol social asignado por género tiene implicancias distintas.

Por eso, no sacamos nada con tener las campañas y los afiches más llamativos para difundir una política de género si los estudiantes no entienden realmente de qué se trata. El cambio debe ser cultural y a eso es lo que apunta la Dirección de Género: no restringir por restringir o porque exista una norma, sino hacer entender que no existe justificación para discriminar, violentar, acosar, faltarle el respeto o transgredir la dignidad de otra persona, por su género.