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Con la presencia de diversas autoridades de la Universidad, connotados invitados del mundo académico, social y dirigentes vecinales de diferentes barrios del Programa se dio lugar a la ceremonia híbrida de conmemoración de los 10 años de vida del Programa de Intervención Comunitaria de UDLA.

El Programa ha tenido a lo largo de los años un desarrollo sostenido, que se inició en 2011 cuando la Facultad de Ciencias de la Salud, cuyo Decano era el médico Hernán Sandoval, actualizó su sello y diseñó un nuevo proyecto educativo, en la búsqueda de dar respuesta a las necesidades epidemiológicas de la población, instancia en la que se incorporó de manera transversal el enfoque comunitario.

Posteriormente, se creó el Departamento de Salud Comunitaria y se incorporaron las carreras pertenecientes a la entonces Facultad de Ciencias Sociales, cuya Decana era la Psicóloga, Francisca Infante, y luego la carrera de Arquitectura. El Programa logró consolidarse con la incorporación de gestoras y gestores territoriales, convirtiéndose en una propuesta curricular de formación universitaria que apunta a la transformación social desde la academia, mediante la vinculación directa y experiencial de las y los estudiantes con los territorios y comunidades.  

La Rectora, Pilar Romaguera, destacó el aporte de los decanos de esa época, quienes “hablaron desde un comienzo de la relevancia del aprendizaje situado en y con los territorios y de la vinculación con el medio, cuando eran términos poco conocidos en el mundo universitario. El Programa es lo que es hoy por la perseverancia de sus impulsores, que lo convirtieron en una propuesta pionera en su momento, atributo que mantiene hasta hoy. Actualmente, es un ejemplo de tributación entre las funciones de docencia y vinculación con el medio de manera orgánica y sistemática, estableciendo una relación bidireccional.  Esperamos que el programa aporte   al desarrollo de la integración entre las tres funciones misionales de la Universidad: Docencia, VcM e Investigación”.

La Directora del Programa de Intervención Comunitaria, Isabel de Ferrari, explicó que el Programa tiene importantes retos: “Hoy día hablamos de la consolidación de esta propuesta y avanzamos para contar con muchas universidades que se sumen a  tener en el currículum la vinculación con el territorio y estudiantes que en su proceso de formación aprenden a escuchar, a dialogar, a construir con las comunidades en el territorio. El gran desafío es ampliar los diferentes modelos y metodologías para fortalecer la relación de los estudiantes que, como parte de la trayectoria educativa, se comprometen con los territorios y habitan la realidad de las comunidades. Queremos poner esta experiencia y este modelo en diálogo con otras con otras universidades”.

La exministra de Salud del Gobierno del Presidente Boric, Begoña Yarza, afirmó que un programa como el de UDLA pone en el centro las temáticas que se deben resolver desde el punto de vista de la política sanitaria: “No hay otra posibilidad de aprender otros saberes que en el territorio, instalando comunidad, alumnos y profesores, instancia que genera lo más apreciado en la sociedad moderna, que es la cohesión social: la capacidad de respetar y aprender del otro. De este modo, las políticas públicas de salud podrían tener la pertinencia histórica y cultural del territorio; si eso lo instalamos precozmente en la formación de los profesionales en Chile, se podría transformar el sistema sanitario con el fin de tener una vida mejor”.  

El fundador del Programa de Intervención Comunitaria, exdecano de la Facultad de Ciencias de la Salud, doctor Hernán Sandoval, explicó que cuando comenzó el Programa era necesaria una mirada integral, que considerara a la Salud como el resultado de la vida en sociedad, que no se resuelve con medidas tecnológicas, sino presentando globalmente los problemas de Salud desde su origen en la vida social hasta sus consecuencias, que son la expresión sintomática de alguna dolencia. “Para eso hubo que orientar la formación hacia una comprensión de los problemas que viven las personas. De este modo, se intervino en 8 asignaturas, que se hicieron comunes para todas las carreras de Salud, y que en la base de la formación incluyó una mirada conceptual sobre la Salud y no solamente sobre la atención de una enfermedad, que incluyó una visión ética de los profesionales de salud con respecto a la comunidad, basada fundamentalmente en el respeto del otro, considerándolo como un igual”.

La estudiante de Terapia Ocupacional de la Sede Viña del Mar de UDLA, Lily Figueroa, afirmó que el Programa le ha permitido conocer realidades de distintas comunidades con las cuales trabaja la Universidad, y hacer el levantamiento de sus problemáticas para mejorar la calidad de vida de esas personas: ”Yo siento que la humanización es una palabra clave, sentir el cariño, y poder visualizar los requerimientos de las comunidades y sentir el aprendizaje bidireccional que se produce, es muy importante”.

La dirigente social de la población Pablo Neruda, ubicada en el sector La Pincoya de la comuna de Huechuraba, Johana Alcantar, hizo hincapié en que ningún saber es más importante que el otro y se deben complementar para lograr el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los habitantes: “Los conocimientos se deben conectar unos con otros, porque eso permite tener una visión más amplia de lo que requiere la sociedad, logrando así un trabajo más eficiente y eficaz. Es necesario aprender a mirarse desde la diferencia y que esta diversidad sea una oportunidad y no un obstáculo, que nos permita conocer a otro y acoger de él o ella su conocimiento para desarrollarnos mejor”.  

En la ocasión fueron premiados todos aquellos que han participado y quienes hasta el día de hoy aportan con su visión y experiencia, desde distintas áreas, al Programa de Intervención Comunitaria.