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Rodrigo Nanjarí y Jorge Olivares, académicos de la Escuela de Pedagogía en Educación Física de la Facultad de Educación, junto a 18 connotados investigadores nacionales e internacionales de prestigiosas universidades, publicaron el artículo titulado “¿Cuál? Un estudio comparativo de uniformes tradicionales y deportivos sobre el rendimiento académico, rendimiento cognitivo, tiempo de juego, acoso y discriminación en adolescentes: The Cogni-Action Project” en prestigiosa revista Frontiers in Public Health.

La indagatoria tuvo como objetivo comparar el rendimiento académico, cognitivo, el tiempo de juego, bullying y la discriminación en adolescentes de acuerdo con el tipo de uniformes utilizados en las escuelas, como los son tradicionales (UT) y los uniformes deportivos (UD). Al mismo tiempo se indagó en la influencia de la escuela en el índice de vulnerabilidad.

En el estudio participaron 988 adolescentes chilenos (52,6% niños), en el rango etario de 10 a 14 años. El rendimiento académico fue evaluado por las notas promedio de los estudiantes en las asignaturas de matemáticas, lenguaje y ciencias, mientras que el rendimiento cognitivo fue indagado a través de ocho tareas cognitivas. Por su parte, el uniforme tradicional fue analizado mediante la actividad física, el tiempo de juego, el bullying y la discriminación, donde se realizaron análisis de modelos mixtos.

En cuanto a los resultados, no se observaron diferencias en el rendimiento académico (uniformes tradicionales: 5,4 ± 0,1 vs uniformes deportivos: 5,5 ± 0,2, p = 0,785) o en rendimiento cognitivo (UT: 99,6 ± 0,8 vs UD: 98,9 ± 1,8, p = 0,754) según el tipo de uniforme escolar.

Además, el 64,1% de participantes declararon que usar uniformes tradicionales afecta su actividad física (UT: +8 minutos y UD: +20 minutos). Finalmente, los adolescentes que llevaban uniformes deportivos mostraron un menor sentimiento de acoso y discriminación; este hallazgo dependió principalmente de la vulnerabilidad de la escuela.

El estudio concluyó que el uso de uniformes tradicionales no muestra una ventaja educativa a nivel académico y cognitivo que justifique su obligatoriedad. Además, se podría sugerir que las escuelas consideren la opinión de los adolescentes para adoptar un uniforme más cómodo, como el deportivo. Esta medida es factible, de bajo costo y ayudaría a aumentar la actividad física de los adolescentes durante la jornada escolar y, contrariamente a lo que se cree, no estaría relacionada con un aumento de los sentimientos de acoso y discriminación.