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El investigador de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Construcción UDLA, Ricardo Greene, publicó un paper en la revista Antípoda en su N°47, sobre las distintas formas en que se practica la etnografía denominada “Futuros imaginados. Perspectivas descentradas en torno al oficio etnográfico”. Esta investigación se realizó junto a Carla Pinochet de la Universidad Alberto Hurtado y Débora Lanzeni de la universidad australiana de Monash.

Este trabajo reflexiona en relación a los modos en que la práctica etnográfica experimenta tensiones, desafíos y transformaciones en esta nueva era digital. A medida que los cruces inter y transdiciplinarios aumentan producto de la inmediates digital, la etnografía debe replantearse sus modos de hacer en método, enfoque y práctica escritural.

El artículo acerca al lector a repensar sobre las actuales zonas de fricción de la etnografía como práctica epistemológica, ético-política, metodológica y estética, al tiempo que constatamos los bordes porosos de sus definiciones canónicas y avizoramos perspectivas críticas que allanan el camino hacia los futuros de la etnografía.

Para poder entender de qué se trata la etnografía, este paper plantea que el pilar principal del método etnográfico es la generación de conocimiento por medio de la relación entre y con las personas que se producen en el trabajo de campo.   En este sentido, la etnografía produce conocimiento en y para el mundo. Según Greene y las autoras de este articulo sostiene que “este principio es, a nuestro entender, el mayor compromiso epistemológico de la etnografía y, por ende, la base sobre la que se construye su método, se articulan sus técnicas, se orientan sus preguntas y se comunican sus resultados de investigación”.

Para entender la etnografía, el documento afirma que hay que tener claro que “la producción etnográfica ha sido siempre portadora de una incógnita irresuelta; se resiste, desde sus inicios, a formalizaciones técnicas.” Bajo estos parámetros, los autores creen que esta nueva época los trabajos interdisciplinarios han permitido re imaginar la práctica etnográfica, alejándola de la antropología. “Estas otras disciplinas han venido adoptando la práctica etnográfica, volviendo a poblarla de teorías y conceptos que vienen de sus propios campos de expertise o de sus intereses de investigación concretos. Estas nuevas formas no necesariamente responden al interés central que la antropología le ha otorgado”, señala el artículo.

Para cerrar el artículo, los profesionales plantean nuevos debates que vienen a futuro sobre esta disciplina. Aquí comentan como las y los investigadores idean que “se ha hecho inminente revisar la forma en que los/as investigadores/as participamos en el mundo que investigamos y en el mundo socio-tecno-político en el que estamos inscritos”.

Abordando las dificultades que genera el mundo digital en esta época de pandemia, argumentan que “nos interesa poner la mirada en cómo lo digital y el escenario pandémico están transformando los sentidos acerca de qué significa “estar allí”. Lo digital aparece como un nudo central del quehacer etnográfico en los últimos años, que se encuentra inexorablemente ligado al ejercicio de repensar el nexo entre la antropología y la epistemología”.

De esta forma, los profesionales deciden “pensar que los bits y las formas de usar y habitar la tecnología digital son más que una dimensión distintiva o un campo de estudio o algo que sirve como puente para “acceder al campo””.

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