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El pasado 27 de mayo, se realizó el primer Congreso chileno de Seguridad y Defensa de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE) organizado en conjunto con el Instituto de Ciencia Política (ICP) de la Pontificia Universidad Católica. Esta instancia contó con más de 100 expositores de diversas disciplinas quienes abordaron temas de Seguridad y Defensa, Relaciones Exteriores, Ciberseguridad, Narcotráfico y Crimen Organizado, Inteligencia, entre otros.

En este contexto, uno de los expositores fue el investigador de la Universidad de Las Américas, , Ph.D. en Estudios Internacionales.

Respecto a su interés en especializarse en documentos de seguridad y defensa, el investigador de UDLA indicó que: “Nace de mis 27 años como oficial de Ejército, específicamente producto de mis estudios en políticas públicas; ahí pude constatar que la política de defensa no se asimila a los procesos para su formulación. En ese sentido, en 2012 se propuso la primera Estrategia de Seguridad y Defensa (ENSYD) la cual nunca logró ser promulgada. Las principales críticas que se hicieron al documento se basaban en un concepto denominado “securitización”, por lo cual me adentré en el marco analítico que ofrece la teoría de la Escuela de Copenhague, logrando establecer que su aplicación era errónea”.

Durante su exposición, Harvey presentó su análisis, mediante la aplicación de la Teoría de la Securitización, de la ENSYD 2012 y la Política de Defensa Nacional 2020, presentadas por el expresidente Sebastián Piñera. Según constató el investigador UDLA, ambos documentos fueron objeto de múltiples críticas, a pesar de las mejoras aplicadas al segundo, lo cual despertó su motivación para dilucidar si estas desaprobaciones se realizan desde los retos y desafíos a la seguridad del país, o si bien, se formulan desde agendas ideológicas y políticas.

En esta línea, el doctor en Estudios Internacionales señaló que en Chile no han existido conflictos bélicos hace más de un siglo, y en ese sentido, “cualquier iniciativa que considere una seguridad cooperativa, que tenga el concurso de distintos actores, tales como las fuerzas armadas, será criticado. Por ejemplo, cuando se habla de seguridad nacional, entendida como condición deseable, existen interlocutores que fuerzan su asimilación con la doctrina de la “Seguridad Nacional” de la guerra fría, lo que despierta temores de períodos que nadie quiere volver a vivir”.

Por otro lado, en relación a la creación de más carreras o escuelas orientadas a la seguridad y defensa del Estado, Harvey comentó que “la academia responde a las necesidades de la sociedad, por lo cual, si se requiere ese conocimiento deberían aumentar los programas en esa especialidad”.