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En el marco del ciclo de charlas relacionadas a la investigación organizadas por la Escuela de Negocios de la Facultad de Ingeniería y Negocios, su director, Ismael Romero, presentó su estudio cualitativo “Agenda emergente con los Pueblos originarios: un modelo para negocios de bajo volumen y con pertinencia cultural”.

El directivo académico mencionó, a manera de introducción, las investigaciones realizadas por Francesca Croce, Kevin Hindle y Michele Lansdowne quienes dan cuenta de algunas similitudes entre los pueblos indígenas de todo el orbe. Como, por ejemplo, que estos representan al menos el 5% de la población mundial y, a su vez, representan un tercio de la población más pobre del planeta.

Asimismo, Romero explicó que “todos ellos comparten ciertas características importantes en lo que se refiere a problemas comunes como la discriminación, el enajenamiento de tierras, la marginación y violencia, el abuso y el no reconocimiento de su identidad”.

Parafraseando a los autores anteriormente mencionados, aseguró que el emprendimiento indígena se diferencia del emprendimiento y los negocios convencionales, por los siguientes factores claros: la propiedad patrimonial y su vinculación con la cosmovisión de la cultura y su influencia en el emprendimiento y los negocios, y la configuración de la autonomía y la propia responsabilidad para dar cuenta del desempeño y la distribución de recompensas.

“Es clave entender que el capitalismo competitivo muchas veces no tiene sentido en el emprendimiento indígena, pues no releva los atributos culturales del emprendimiento. Por ejemplo, su concepto central es el “buen vivir”, que es bastante antiguo, pero respetuoso de la cultura de los pueblos y que refleja su opción en la economía familiar”, detalló Romero.

En esa línea, dio cuenta que en Chile “una persona de un pueblo originario y otra que no lo es, usan el mismo instrumento estatal para recibir fondos de emprendimiento. Por supuesto, el 99,9% de los mapuches pierden y no se ganan esos fondos”.

Por eso, concluyó que “contar con un modelo de negocios con pertinencia cultural podría incidir favorablemente en los resultados de negocios de bajo volumen, con lo que se incrementa la productividad, se incluye la tecnología y se facilitan los procesos de dirección, innovación, creación empresarial indígena”.