Estas en: Noticias Académico de la Escuela de Arquitectura participa en la novena Jornada sobre Innovación Docente de Arquitectura en Valladolid
Publicado el 15 de noviembre de 2021
El académico de la Escuela de Arquitectura, José Abásolo, fue parte de la novena Jornada sobre Innovación Docente en Arquitectura (JIDA’21) llevada a cabo en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Valladolid, España. Esta instancia tuvo por objeto dar a conocer las iniciativas innovadoras del profesorado en el campo del aprendizaje y la enseñanza de la Arquitectura.
La jornada estuvo organizada por el Grupo para la Innovación y la Logística Docente en la Arquitectura, en colaboración con el Instituto de Ciencias de la Educación, – la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Valladolid, la Fundación Arquia y el Colegio oficial de Arquitectos de Castilla y León Este.
La exposición del académico UDLA consistió en presentar el trabajo realizado con los alumnos de Arquitectura en el taller de investigación del segundo semestre del 2020 denominado “La Olla Común: una etnografía arquitectónica”. Este taller se centra en la problemática de la pandemia y el hacinamiento en las casas de los sectores más populares del país, donde se vuelve a evidenciar de manera masiva el resurgimiento de las ollas comunes, un fenómeno que no ocurría desde la dictadura.
José Abásolo plantea que, “producto de la dictadura se eliminan los talleres con enfoque social y estudios de barrio de las mallas curriculares en las escuelas de arquitectura nacional, además con la investigación a distancia a través del uso de tecnologías como Google earth y la utilización de drones, los y las alumnas generan una desconexión de la realidad social”.
Para contrarrestar esta problemática el arquitecto desarrolló “una inmersión socio espacial con las y los estudiantes entrando en contacto con diferentes comunas peri centrales donde se sumergen a una lógica asociada a una realidad”.
Durante las 18 semanas de duración del taller, se desarrolló la identificación y selección de ollas comunes: seis espacios de organización vecinal, cuatro en Santiago y dos en regiones, Rancagua y Los Ángeles. “Los alumnos, en plena pandemia, lograron entrar a estas comunidades y empezaron a trabajar con ellas. Muchos de ellos cocinaron y ayudaron a repartir, lo que permitió la realización de encuestas y entrevistas lo cual fue complementado con dibujos a mano alzada, dibujo arquitectónico y diagramas. La fase final es la elaboración de un libro”, explicó.
Según Abásolo, parte de las conclusiones de este taller fue que, “entender la olla común como un dispositivo político y tecnológico puesto que desarrolla unas materialidades y tecnologías sumamente particulares. Aparece como una red que se estructura con otras situaciones dentro de las comunidades”.