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Como parte de las acciones de fortalecimiento del vínculo con los exestudiantes, la Escuela de Psicología invitó a todos los profesionales de la carrera a participar de un taller de actualización disciplinar enfocado en diferentes herramientas terapéuticas para el abordaje del trauma psicosocial.

La iniciativa, que se realizó en dos jornadas, estuvo liderada por Alejandro Soto, psicólogo clínico de la Universidad Alberto Hurtado, Magíster en Trauma y Psicoanálisis Relacional, colaborador de Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos (Ilas) y miembro del Capítulo Chileno, de la Asociación Internacional de Psicoanálisis y Psicoterapia Relacional (IARPP)

El recorrido histórico del trauma tuvo un espacio importante en el taller. Uno de los hitos importantes que Soto explicó como relevante para las ciencias sociales y las investigaciones científicas fue el que ocurrió a principio del siglo XX con las investigaciones de Sigmund Freud en Francia.

Este momento se conoce como la teoría de la seducción, la cual nos remite a los efectos del siquismo cuando existe un abuso sexual en la infancia; por lo que el primer momento del trauma lo podemos focalizar ahí. Ante esto, Freud dice que el recuerdo del trauma, venía trastocado por las propias fantasías de los pacientes”, explicó.

En ese momento, el trauma tenía varias características, las cuales según el expositor han perdurado durante el tiempo: “Se descubrió en esa época la relevancia de la repetición, ya sea con sueños traumáticos o con flasback. Otro de los síntomas característicos eran cuadros habitualmente acompañados con irritabilidad, desconfianza, ansiedad, angustia y pánico”.

Las experiencias de guerra también fueron tópicos que se trataron durante la jornada de trabajo. Sobre eso, el psicólogo explicó que “durante la segunda guerra mundial se acuña por primera vez el término de estrés postraumático, intensión que se realizó con el objetivo de categorizar ciertos síntomas a un síndrome en particular”.

En esa línea agregó que “era muy común que los soldados tuvieran cegueras histéricas. En la época se creía que quieren tuviera un efecto psíquico por la experiencia de la guerra era un “inválido moral”, así diagnosticaban los psiquiatras a sus pacientes. Se estima que el 60 por ciento de las bajas de los soldados ingleses fue producto de trauma, pero hubo un énfasis en la medicina de ocultar aquellos números porque no era funcional hacia la moral de los soldados por lo que nuevamente el trauma que invisibilizado”.

Esa invisibilización, según Soto, cambió un poco para la Guerra de Vietman, donde “los soldados de guerra se comenzaron a juntar y crearon las asociaciones de veteranos de guerra, comunidades terapéuticas y grupos de autoayuda. Los soldados entendieron que lo que padecían psíquicamente, tenían que ver por la experiencia de guerra”.