Estas en: Facultad de Educación Comunidad estudiantil de la Escuela de Educación Diferencial asiste a taller sobre neuromitos en la educación
Publicado el 24 de junio de 2021
La Escuela de Educación Diferencial convocó a la comunidad académica a participar del taller teórico “Derribando neuromitos en Educación”, donde se abordaron los errores más comunes al trabajar con los descubrimientos de las neurociencias frente al proceso de aprendizaje.
La jornada estuvo a cargo de las académicas Claudia Zavala y Viviana Pavez, quienes comenzaron la charla explicando qué es la neurociencia: “Son las distintas disciplinas que estudian el sistema nervioso central, en especial el cerebro. La neurociencia en educación está relacionada en cómo el cerebro funciona para adquirir nuevos aprendizajes que necesitamos para guardar en nuestras memorias los contenidos necesarios para sobrevivir en la vida”.
En esa línea, las académicas explicaron que la plasticidad neuronal está totalmente ligada con el tema central de la exposición, puesto que “es la capacidad que tenemos para establecer nuevas concepciones sinápticas dentro del cerebro y así poder fortalecer las conexiones que ya traemos desde el nacimiento. La neurociencia nos ayudará a facilitar todos los aprendizajes a los cuales nos enfrentemos”.
“Las neurociencias en educación tienen muchos ámbitos que se van conectando. No podemos pensar que solo vamos a aprender a través de los sentidos, ya que lo que va a quedar grabado en nuestro cerebro, es la emoción que generó ese aprendizaje”, agregaron.
Algunas de las dificultades que nombraron con respecto al constante aprendizaje del cerebro y la pandemia, es que “los niños que están pasando por este proceso se frustran muy rápido, se aburren, no saben cómo estar solos y siempre están dependiendo de un adulto. Hay que respetar el ritmo de cada estudiante en clases y enriquecer de acuerdo al sistema que tenga el menor. Todos no aprendemos iguales, tenemos distintos canales de percepción”.
Durante la actividad, las expositoras comentaron que desde la década de los 90’ la tecnología ha mejorado el conocimiento y bienestar del cerebro. En ese escenario, se ha podido llegar a la conclusión que el arte influye positivamente en el cerebro y la conducta; que nuestros movimientos impactan en la creación de nuevas redes neuronales y por lo tanto en el aprendizaje; que nuestro cerebro a pesar de la edad puede generar nuevas células; que la nutrición y la química de los alimentos que consumimos, impactan positiva o negativamente en el aprendizaje y la memoria, y que el estrés inhibe nuestro aprendizaje.