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Durante esta semana se llevó a cabo el IV Congreso Brasileño de Política, Planificación y Gestión de la Salud, organizado por la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (ABRASCO), entidad brasileña que apoya la docencia, la investigación y la cooperación en el campo de la Salud Pública / Colectivo de salud.

El Decano de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales, Osvaldo Artaza, fue invitado a exponer en la mesa “Escenario internacional y respuesta de los países ante la pandemia de COVID-19”, donde presentó cómo ha enfrentado Chile la pandemia por COVID-19.

Artaza comenzó explicando que “a la fecha, Chile se ha convertido en uno de los países con un gran número de contagiados y una alta mortalidad por 100 mil habitantes. Nunca dejamos de tener un número alto de contagios diarios y de fallecidos, en estos días estamos en una nueva alza superior a junio y julio del año 2020. El número de contagios y defunciones en municipios con mayor proporción de familias en pobreza multidimensional, ha sido casi tres veces más que en aquellos donde se concentran familias con mayores ingresos”.

Con respecto a la respuesta que ha tenido nuestro país ante la pandemia, el representante de UDLA fue claro en sostener que “la respuesta chilena estuvo mediada por un contexto de profunda inestabilidad social y política. La respuesta ciudadana se caracterizó por una pérdida de confianza y credibilidad en las instituciones y autoridades públicas y un cumplimiento insuficiente de las medidas de prevención, lo que estuvo determinado principalmente por la excesiva movilidad de las personas por las necesidades económicas o de subsistencia de gran parte de la población y una fragilidad en la capacidad para dar gobernabilidad a una respuesta eficaz”.

Sobre la respuesta de los servicios de salud, el Decano apuntó que “lamentablemente en Chile los servicios de atención son desintegrados y la estrategia de atención primaria de salud continúa en los hechos, siendo escasamente visible, dado el paradigma biomédico y hospitalario imperante en las élites. Esto se traduce en la pérdida de valiosos conocimientos especializados a nivel de atención primaria de salud, lo que dificulta la actuación integrada con la comunidad y en los territorios”.

Aspectos positivos de reacción de Chile

Durante su presentación, el profesional también destacó algunos aspectos positivos que ha tenido nuestro país ante la pandemia: “Junto a la adaptabilidad del sistema hospitalario para aumentar número de camas críticas y ventiladores, el otro aspecto positivo ha sido la capacidad de Chile para hacer precozmente contratos con productores de vacunas y desarrollar un programa de vacunación exitoso a través de la atención primaria, que a la fecha ya ha vacunado en primera dosis a un 30% de la población y en segunda dosis  a cerca de un 20% de esta”.

Para finalizar, Artaza analizó la relación entre las mejoras de salud que necesita el país y la próxima constitución que se escribirá. 

“La pandemia ha dejado al descubierto fundamentalmente las debilidades en la gobernanza de la crisis. Por ello es clave para Chile construir un nuevo pacto social que permita volver a generar confianza en las instituciones y mejore la capacidad de actuar juntos ante estas crisis (…) El proceso constituyente genera posibilidades de generar consensos para avanzar en materias de derechos sociales, en disminuir la segmentación y fragmentación del sistema de salud y por sobre todo en mejorar la cohesión social. En pocos días más, si la pandemia lo permite, elegiremos a los constituyentes, y ya se encuentran múltiples sectores debatiendo sobre salud para la nueva Constitución”, cerró.