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En los incendios forestales como el ocurrido en Quilpué, y también en los que son estructurales, se liberan diversas sustancias tóxicas para el organismo, como monóxido de carbono, cianuro y sulfato de hidrógeno, entre otras, afectando a muchas personas.

Claudia Narváez, Directora de Carrera de Enfermería de Sede Viña del Mar, comenta que al inhalar la gran cantidad de monóxido de carbono liberado en un incendio la sangre no transporta correctamente el oxígeno hacia órganos vitales como cerebro, corazón y pulmones, provocando complicaciones leves o incluso más graves si la exposición es persistente y en altas concentraciones ambientales.

Las personas que tienen afecciones cardiacas o pulmonares, como enfermedad cardiaca, enfermedad pulmonar o asma, fumadores crónicos, tienen mayor riesgo de ser afectadas por los efectos del humo. Los niños también, pues sus vías respiratorias aún están en desarrollo, por lo que podrían reaccionar a los agentes químicos de una manera más exacerbada. Las personas mayores son otra población de riesgo, debido a la comorbilidad que presentan. Las mujeres embarazadas también deben ser protegidas de la exposición a los tóxicos, pues pudiesen presentar síntomas de parto prematuro”, detalla la académica.

Sobre los síntomas, dice que pueden ser distintos en personas con patologías de riesgo y aquellas que no padecen. En personas sanas, si la exposición es constante, el humo suele irritar las vías respiratorias provocando tos, secreción nasal, irritación de garganta, conjuntivitis, lagrimeo, además de otras molestias como mareos y dolor de cabeza. En personas con problemas respiratorios, como síndrome bronquial obstructivo, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma o enfisema, el humo empeora los síntomas preexistentes y se manifiesta dificultad para respirar, tos, sensación de opresión en el pecho y silbidos al respirar.

Consejos:

  • Mantenerse en ambientes ventilados y libres de exposición al humo y tóxicos.
  • Si hay exposición a cenizas, lavarse con abundante agua las manos y zonas del cuerpo expuestas a estas partículas. La ropa también debe ser lavada.
  • Usar constantemente mascarilla, incluso dentro de la casa, pues ayuda a que el humo o cenizas no ingresen a las vías respiratorias.
  • Cuidar los ojos, lavándolos con frecuencia con suero fisiológico. Quienes usen lentes de contacto, removerlos para aplicar lágrimas artificiales o suero fisiológico.
  • Beber abundante agua, pues favorece la eliminación de tóxicos en la sangre.
  • Consumir alimentos livianos, pues la intoxicación por monóxido de carbono produce náuseas y vómitos.
  • Restringir el paso de niños en zonas con cenizas.
  • Al remover cenizas, usar doble mascarilla y mojar la zona a limpiar para evitar que las cenizas vuelen y sean inhaladas.
  • Restringir el consumo de cigarrillo.
  • Tener siempre a mano los inhaladores en personas con afecciones pulmonares.
  • Acudir a un sistema de salud primaria o de urgencia en caso de agravarse los síntomas respiratorios y cardiacos.
  • Mantener siempre a mano los números de Bomberos, Carabineros y del Centro Toxicológico de la región.