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Realizar un análisis de los mecanismos de acceso a las universidades chilenas fue la propuesta del seminario “El nuevo sistema de Admisión de la Educación Superior”, organizado por la Agrupación de Universidades Privadas de la Región del Biobío que integran las Universidades De las Américas, Andrés Bello, Del Desarrollo, San Sebastián y Santo Tomás.

En la oportunidad la Vicerrectora de Sede Concepción de UDLA y presidenta de la Agrupación, Paz Hormazábal dio las palabras de bienvenida al encuentro con las que destacó el importante rol que cumplen las instituciones de educación superior privadas en el desarrollo regional y nacional, contribuyendo a la empleabilidad y movilidad social.

El alto universo de estudiantes que estudian en universidades privadas nos hace estar muy conscientes de la tremenda responsabilidad que nos corresponde como instituciones formadoras de jóvenes y adultos, así como del aporte social y ciudadano que el entorno requiere y espera de nosotros”, agregó.

La actividad contó con las ponencias de María Magdalena Vicuña, jefa de División de Información y Acceso del Ministerio de Educación, y de Pilar Armanet, académica e investigadora, ex ministra de la Secretaria General de Gobierno y ex rectora de Universidad de Las Américas, quienes abordaron, entre otros temas, la búsqueda de la equidad a lo largo de los distintos procesos.

Armanet analizó la evolución del sistema de admisión desde el Bachillerato desde el siglo XIX a la fecha, un proceso que en sus primeras etapas incluía pruebas de Castellano, Historia, Religión y Latín, y que en su evolución fue mutando, no solo para adaptarse a la demanda, sino también para incorporar elementos de equidad social. Fue así como se decidió instaurar una Prueba de Aptitud Académica en 1967.

Más que una prueba de conocimiento se buscaba seleccionar a los estudiantes que contaban con las aptitudes necesarias para realizar estudios universitarios, a través de un instrumento que no estuviera condicionado por el nivel sociocultural de los alumnos o el tipo de situación en que estuviesen cursado sus estudios de educación básica y humanidades”, relató Armanet.  Agregó que el objetico era que, “reflejara las capacidades de los estudiantes que, a juicio de los especialistas, se encontraban democráticamente distribuidas en toda la población”. Pero las inequidades no disminuyeron, lo que llevó luego a una de Selección Universitaria, en 2003, y hoy una de Transición hacia una nueva fórmula.

Precisamente esta última apuesta, a juicio de Magdalena Vicuña, incorpora elementos claves al respecto. “Por ejemplo, por primera vez, incluye el sector técnico profesional y el universitario y debe velar por dar más oportunidades a todos los jóvenes para informarse sobre la oferta académica y como ejes en su diseño la equidad y la objetividad, la valoración de la diversidad, transparencia y el reconocimiento de las trayectorias educativas”, manifestó.