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El período de confinamiento nos ha llevado a replantear la Educación Física, dados los requerimientos de esta experiencia remota, donde los paradigmas tradicionales de manera forzosa han quedado atrás y el concepto del buen vivir toma cada vez más fuerza.

En este contexto, la Escuela de Pedagogía en Educación Física organizó la charla “Educación Física y promoción del buen vivir”, con el objetivo de hacer una revisión de las oportunidades que el currículum permite, presentando una proyección a la Educación Física en su retorno a la presencialidad.

Los expositores de la jornada fueron Matías Carrasco, académico de la Escuela de Pedagogía en Educación Física, Magíster en Educación Física mención en Actividad Física y Salud de la Universidad de Concepción, y Mario Fuentes, académico de UDLA y colaborador en la Unidad de Currículum y Evaluación del MINEDUC.

El buen vivir se entiende como la capacidad de lograr un equilibrio entre las necesidades fundamentales de la humanidad y los recursos disponibles para satisfacerlas. Es importante que los profesionales puedan identificar cuáles son las necesidades de los escolares más allá de las que aparecen currículum, porque no hay que olvidar que ellos son chicos que se están formando. Los niños de primero básico por ejemplo necesitan explorar, por lo tanto, nuestras clases deberían estar enfocadas en responder a esas necesidades”, afirmó Carrasco.

Con respecto a la Educación Física, la cual se define como un proceso de socialización de las personas, que contribuye a la calidad de vida y desempeña un papel muy importante en el desarrollo global de las personas, el profesional afirmó qu e “la misión de nosotros como profesores es facilitar a los estudiantes experiencias que les ayuden a vivir y entender la pluralidad de la actividad física; va más allá que los chicos hagan una actividad física, sino que entiendan por qué lo están haciendo o cuál es la importancia de un buen estado de salud”.

El escenario de pandemia también fue analizado durante la jornada de trabajo. Mario Fuentes afirmó que “los profesionales del área de la Educación Física vamos a tener un reto importante porque tendremos que ver de qué manera enfrentar las falencias físicas, motrices y emocionales que ha dejado esta pandemia en los estudiantes. Un año de confinamiento evidentemente tiene repercusiones en un niño o adolescente. Ante eso, es importante visualizar posibles acciones para poder abordarlos en el menor plazo”.

El académico agregó que “lo más probable es que nos encontremos con altos índices de sedentarismo y obesidad. Además, tendremos que ver cómo se sienten los chicos emocionalmente y ver las ganas que tienen de estar en movimiento. Tenemos que manejar sus energías lo mejor posible para que ellos salgan beneficiados”.