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La actividad, organizada por la Escuela de Kinesiología, tuvo como objetivo acompañar y fortalecer el aprendizaje de los estudiantes de quinto año de la carrera de Kinesiología de UDLA, abordando las principales características de un programa de rehabilitación pulmonar en pacientes post COVID-19.

El Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, Osvaldo Artaza, afirmó que “la calidad de vida luego del COVID-19 se va a jugar fundamentalmente en las manos de las capacidades de rehabilitación respiratoria que disponga nuestro país”. Lo anterior, haciendo referencia sobre todo al apoyo y tratamiento que necesitarán muchas personas luego de ser dadas de alta post enfermedad.

Rodrigo Torres, fue el encargado de desarrollar en profundidad estos temas. Desde España, el kinesiólogo de la Universidad de Chile, magíster en Investigación Clínica de la Universidad de Barcelona e investigador predoctoral en Servicio de Neumología y Alergia del Hospital Clínico de Barcelona, expuso su trabajo “Rehabilitación respiratoria en pacientes post COVID-19. Desafíos en tiempos de pandemia”.

El expositor comenzó refiriéndose a la magnitud de esta pandemia: “Ya hay 24 millones de personas contagiadas con coronavirus a nivel mundial. Lamentablemente Chile está en el top 10 y sabemos que Latinoamérica está dando una de las batallas más duras.  Sin embargo, cerca del 80% de las personas contagiadas serán asintomáticos, leves o moderados, y solo un 20% va a tener necesidades de hospitalización, y de este grupo un 6% va a desarrollar la patología de manera crítica, es decir, con falla respiratoria y necesidad de ventilación mecánica, lo que los lleva a estar en promedio 28 días en reposo”.

Esto último fue lo que principalmente se desarrolló en el estudio, ya que estar en reposo prolongado trae múltiples complicaciones, las que deben conocerse y abordarse para una buena recuperación.  Entre ellas se encuentran los problemas del sistema respiratorio, con infecciones y tromboembolismo pulmonar, del sistema cardiovascular, ya que pueden producirse trombosis venosa profunda o hipotensión ortostática. A nivel musculoesquelético puede presentarse pérdida de fuerza y/o masa muscular, contracturas y reducciones en la resistencia. En el área psicosocial puede aparecer ansiedad, confusión y pérdida de autoestima; en la piel, úlceras por presión y en el sistema digestivo y urinario se podrían presentar incontinencia, infecciones urinarias y constipación.

Entre los puntos más importantes con respecto a la recuperación en Chile, Torres señaló que “uno de los aspectos que nos juega muy en contra es la recuperación que tiene aquí el paciente según su estado funcional, porque desde niños tenemos pocas políticas que vayan enfocadas a la actividad física, en Chile no hay la obligación por hacer deporte como lo vemos en los países desarrollados, y el estado físico sin duda es muy importante a la hora de la recuperación. La gran mayoría de los sujetos de los que hablamos, en Chile, serían los jóvenes con estado premórbido y con algunos problemas metabólicos como hipertensión, diabetes, obesidad, lo que hace que tengan dificultades para recuperarse, se tardan más tiempo y llegar a su estado funcional previo será difícil, más bien será inferior. Y si hablamos del grupo de adultos mayores, que en Chile la gran mayoría presenta comorbilidad, la recuperación va a ser mucho más lenta y van a perder gran parte de su capacidad funcional”.

Por último, hizo referencia a que existe un importante número de pacientes que han estado largo tiempo en reposo producto del COVID que no pueden volver normalmente a trabajar por el impacto a nivel funcional y cognitivo. De ahí lo importante de “cómo tratar a los pacientes y no cómo tratar al coronavirus”, señaló el profesional.