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La igualdad de género se ha constituido en un imperativo ético y social en todo el mundo. En Chile, la discusión en torno a ella se encuentra concentrada, por un lado, en la paridad política y la capacidad de decisión de las mujeres sobre sus cuerpos, y por otro, en la lucha contra la violencia de género en todas sus formas, simbólica, psicológica, física y, en su extremo, sexual.

La Facultad de Ciencias Sociales, a través de sus escuelas de Psicología y Trabajo Social organizaron el conversatorio “Violencia de género, patriarcado y justicia en Chile. Aportes desde las Ciencias Sociales a la reflexión y la reparación”, donde distintas profesionales instalaron la discusión sobre la violencia de género y cómo, desde diferentes disciplinas, se puede luchar contra el patriarcado, una estructura social que perpetúa las inequidades.

El patriarcado nos pone en el lugar de la subordinación y de la opresión de las mujeres. La relación entre capitalismo y patriarcado están muy de la mano porque ambos son sistemas que se benefician del lugar de subordinación de la mujer, especialmente con el trabajo reproductivo el cual no es reconocido socialmente (…) Hay una cultura invisible que nos señala cómo tenemos que actuar y que divide a la comunidad. Pone a un grupo en un lugar de poder, el cual ejerce de manera abusiva, y deja a la otra solo en el ámbito reproductivo, el cual está invisibilizado”, manifestó
Marisol Berríos, coordinadora de la Oficina de Atención de Acoso Sexual en la Dirección de Igualdad de Género de la  Universidad de Chile.

Por su parte, Viviana Figueroa, psicóloga y docente de UDLA apuntó que “la violencia física es un recurso de control en la cual se protege al patriarcado del comportamiento disruptivo de las mujeres ya sea en el doméstico o en lo público. Una de las cosas que salva la angustia que nos genera esta situación, es constatar que las mujeres no solo son víctimas de violencia, que lo somos evidentemente, sino que también generamos procesos de transformación social, solidaridad, lucha y resistencia”.

El conversatorio también contó con la visión de Elizabeth González, trabajadora social, especialista en intervención directa en víctimas de violencia de género, maltrato y abuso sexual infantil, quien destacó el importante rol que tienen los profesionales en este escenario.

“Es importante que los estudiantes y los profesionales puedan captar que cuando uno interviene en otra persona lo que uno intenta es generar una transformación. Cuando hablamos de violencia de género, el interventor lo que pretende es trasformar el dolor y sufrimiento en un espacio de esperanza (…) Uno de los aportes que podemos hacer como profesionales es desarrollar la capacidad de empatía y desde ahí acercarnos a los espacios de dolor de la víctima”, afirmó.

Para finalizar, tomo la palabra Yanira Zúñiga, abogada e integrante del Consejo Asesor de Equidad de Género de la Subsecretaría de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

“La respuesta que solemos tener hacia la violencia de género es hacia lo legislativo. Esa respuesta, que incluye crear mejores figuras y subir las penas, se ha mostrado ineficaz para ir conteniendo la violencia; es más, en América Latina se ha mostrado un recrudecimiento de la violencia en sus formas más crudas (…)  Buena parte de los problemas que hemos tenido desde el punto de vista jurídico y social, es que la violencia que sufren ciertos colectivos son entendidos como otra cosa y al comprenderlo así, el sistema jurídico no les aplica las reglas que están disponibles. Tenemos ciertos encuadres para mirar la violencia que han dificultado la aplicación de los dispositivos de respuesta”, cerró la abogada.

La actividad estuvo moderada por la Directora de Escuela de Trabajo Social, Paula Leiva y la Directora de la Escuela de Psicología, Catalina Valenzuela.