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Destinada a estudiantes, académicos, docentes, profesionales, egresados y supervisores de práctica, la Escuela de Trabajo Social de la Sede Viña del Mar organizó una propuesta de diálogo en pro de la generación de nuevo conocimiento para y por el Trabajo Social llamada “Caminos de articulación: práctica profesional, sistematización y construcción de conocimiento”.

La sesión comenzó con las palabras de Alberto Blest, Director de Carrera de Trabajo Social de Viña del Mar, quien manifestó que “si bien la sistematización es un proceso reflexivo, también es un proceso de construcción y propositivo; esos valores son los que queremos relevar dentro de la Escuela en los procesos formativos de pregrado y de una articulación virtuosa entorno a la práctica profesional”.

La jornada, moderada por el docente Yerko Toledo, contó con la exposición de Rosa María Cifuentes, trabajadora social, educadora, docente y directora de investigaciones en la Universidad Pedagógica Nacional, la Universidad Javeriana y la Universidad de la Salle, de Colombia.

“En la sistematización importa tanto el proceso como el producto. Es importante que durante el proceso los estudiantes o el profesional puedan garantizar la interlocución, la participación, el diálogo y la reflexión. El objetivo principal de una sistematización no es un documento ni el conocimiento, sino que el proceso vivido de aprendizaje y cambio social”, manifestó la profesional.

Cifuentes agregó que para ella “la teoría no es punto de partida para la sistematización y por lo mismo no debería haber marco teórico; el inicio deber ser una vivencia que nos genere preguntas y reflexiones. En este proceso también es importante documentar, interpretar y socializar la experiencia. El desafío está en cómo nosotros como academia vamos a acompañar estos procesos para que sean rigurosos”.

Los asistentes también escucharon la ponencia de María Belén Ortega, trabajadora social, académica e integrante del departamento de Desarrollo Social y Derechos Humanos de la Universidad de la Santísima Concepción.

Ante la pregunta de por qué es tan mal vista la sistematización, Ortega sostuvo que “existen muchos de estos procesos realizados en base de los registros y con poco sentido teórico y analítico. Muchas personas han visto esos documentos y dicen “ok, esto no sirve como investigación”. Pero defiendo la sistematización porque creo que el primer aporte que realiza es al propio equipo y a la gente que necesita una intervención. Luego viene otro nivel, el cual crea conocimientos desde la práctica donde están situadas las personas que sufren el problema”.

La expositora agregó que “en las escuelas de trabajo social hemos realizado una formación basada en la capacitación y en la técnica. Nos enfocamos en ser buenos técnicos, en saber llevar bien las herramientas, en cómo medir, cómo analizar la información, pero la verdad es que eso está jugando muy en contra de las personas y del problema que estamos trabajando. Cuando apostamos por ser instrumentalistas, nos ponemos inválidos para generar conocimientos porque estamos aplicando herramientas para obedecer a un objetivo de la institución, no un objetivo de las personas que están involucradas en un problema determinado”.