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Joel Solorza, Director de la Escuela de Gastronomía de UDLA, fue uno de los expositores del Encuentro Agrogastronómico y Turístico “Renacer con identidad”, organizado por los Centros de Negocios Sercotec Puente Alto, La Florida y Del Ranco.

El encuentro reunió a destacados exponentes de la cultura gastronómica, donde crearon un diálogo para debatir y educar sobre la identidad local y regional.

Solorza comenzó su exposición afirmando que “los grandes platos que hay en la humanidad hoy día, no han surgido del genio creativo de un chef. Los platos que pasan a la historia siempre nacen a partir de la circunstancia de un pueblo que está viviendo en ese momento. El Confit de pato en Francia, por ejemplo, nació simplemente porque en ese periodo histórico no había la refrigeración que tenemos hoy en día. Los chefs podemos crear buenos platos, pero solo será una cuestión del momento”.

Con respecto al lento crecimiento de las cocinas criollas a nivel latinoamericano, a excepción de Perú y México, el representante de UDLA sostuvo que “se debe porque provenimos de una burguesía absolutamente inculta, más bien relacionada a la tierra. En otros países, la burguesía venía del mundo de la ciencia, del arte y de la filosofía por lo tanto ponían a lo humano como prioridad. Acá no pasó lo mismo; nuestra burguesía siempre estuvo mirando hacia afuera entonces muchas veces la cocina chilena se tuvo que refugiar en la pobreza”.

Solorza agregó que la “gastronomía estuvo antes de otras manifestaciones como la música, la poesía o los ritos funerarios. Entonces lo que está metido en nuestro disco duro es el patrimonio que tiene la gastronomía en nuestro quehacer diario; eso incluye al pequeño productor de hortaliza, el pescador o el cocinero que prepara el pan. Todo tiene que ver con el patrimonio, el cual es un legado de nuestros ancestros y que nos da la pertenencia cultural a la patria y al lugar en el que vivimos. Sin patrimonio, no tenemos raíces”.

Para finalizar, el profesional apuntó que “el prestigio es un argumento poderoso y por eso, tenemos que intentar hacer bien las cosas que hacemos. Pomaire, por ejemplo, es maravilloso, pero hoy, lamentablemente, la mitad de la ciudad vende productos chinos o pañuelos de la india por lo que las cosas de greda están desapareciendo porque alguna vez alguien les dijo a esas personas que debían reinventarse. El problema, es que la reinvención debe ser con identidad y no dejando perder nuestros valores por querer ganar un peso más”.