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“Universidad e intervención comunitaria: desafíos y complejidades de un mundo que cambia” fue el nombre del diálogo de saberes organizado por el Programa de Intervención Comunitaria, que contó con la participación de representantes de organizaciones comunitarias de la Región del Biobío y destacados profesionales e investigadores del área social.

Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la directora del Programa, María Isabel de Ferrari, quien agradeció la asistencia y destacó el aprendizaje que se genera en UDLA, el cual está basado en la realidad y permite a sus estudiantes reflexionar a través de la experiencia personal y social.

Continuó con las exposiciones, Darío Páez, psicólogo y Doctor en Psicología de las universidades de Lovaina, Bélgica y de País Vasco, España, quien se refirió al comportamiento de las comunidades tras enfrentarse a una catástrofe. “En situaciones desfavorables desarrollan formas de enfrentar que ayudan a superarlas, pues existe un predominio de conductas altruistas y cooperativas, donde se destacan aspectos como la solidaridad y creatividad, entre otras cualidades”, explicó.

En tanto, Priscila Hernández, presidenta de la población Aurora de Chile de Concepción y miembro de la Corporación Ciudadanía Activa Regional del Biobío y de la agrupación Vivienda Digna, en su intervención realizó un recorrido histórico desde los inicios de la población en 1892 y sus esfuerzos por organizarse y sortear obstáculos para no ser erradicados.

En nuestra lucha tuvimos que organizarnos, educarnos y conocernos, para que a través de la perseverancia y la fe pudiéramos quedarnos en nuestras tierras. Eso implicó organizar a los vecinos por cuadras, hacer talleres, mostrar nuestra historia y patrimonio, y ocupar las redes sociales, permitiéndonos esto último, dar a conocer nuestra lucha y compartir con otras comunidades”, precisó la dirigenta.

Por su parte, Camila Barraza, arquitecta e integrante de la Asamblea Cerro Gavilán de Concepción, comentó cómo se inició esta agrupación y lo importante que ha sido la organización social para enfrentar la emergencia del COVID-19.

“Tuvimos que transformar nuestras acciones. Hubo una reestructuración no solo pensada en la solidaridad, sino que también con un fin político y de resistencia. Empezamos a hacer ciclos de diálogos populares que son un espacio de reflexión interna para incentivar la conversación; también realizamos un abastecimiento colectivo donde confirmamos que parte de la salud y el bienestar tiene que ver con la alimentación y cómo resolvíamos este tema”, apuntó.

La jornada también contó con la voz de la doctora en Psicología Social de la Universidad de Barcelona, Alba Zambrano quien analizó la acción comunitaria como “un proceso participativo que colabora en crear y fortalecer organizaciones sociales favoreciendo un proceso que alimenta y enriquece el tejido asociativo, fomentando que, entre el conjunto de grupos, exista comunicación y colaboración para trabajar en torno a un proyecto compartido”.

Para cerrar, tomó la palabra la socióloga y doctora en Ciencias Políticas de la Universidad de Nottingham, Reino Unido, Katia Valenzuela. La reflexión de la profesional se basó en que “las experiencias comunitarias en nuestro país están muy permeadas por procesos de lucha, organización y resistencia. El contexto en que Chile recibe la pandemia es muy distinto al de otros países, porque acá nos tocó en medio de una crisis sistémica, social y política tremenda. Nos encontró en un proceso muy bonito de revalorización de práctica de lucha y resistencia histórica”.