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En medio de la pandemia de COVID-19 que afecta a nuestro país y basado en su compromiso con la protección y mejora de salud de las personas, el académico de la Escuela de Enfermería del Campus Providencia, Claudio Aránguiz Bravo, no dudó en ofrecer sus servicios como formador de nuevos profesionales en el Hospital Metropolitano.


¿Cómo se gestó tu llegada al recinto hospitalario?

El 22 de mayo se había descontrolado la cantidad de contagios en Chile, especialmente en la Región Metropolitana. Todas las urgencias, tanto públicas como privadas, estaban colapsadas, por lo que los hospitales estaban convirtiendo otras unidades y pabellones en camas UCI y camas críticas para recibir a pacientes con COVID-19. En ese contexto, realizaron, a través de redes sociales, un llamado público a enfermeros para que se acercaran a trabajar con ellos.

Dada la necesidad y el contexto tuvieron que recibir a enfermeros recién egresados, extranjeros sin el título convalidado y algunos que no eran especialistas en Cuidados Críticos. Tomé uno de esos llamados y ofrecí mi colaboración como enfermero con experiencia en UCI y académico al Hospital Metropolitano. Desde que ingresé a trabajar a UDLA, hace tres años, que no hacía turnos clínicos, pero vi la oportunidad, a través de esta instancia, de devolverle la mano al sistema público que me había formado.

¿Cómo fue regresar al trabajo práctico como enfermero y cuál es tu labor dentro del Hospital?

Me comuniqué con una de las coordinadoras del Hospital Metropolitano y me derivaron como apoyo de la segunda UCI que estaban abriendo. Eran 12 camas y justo el día que llegué, ingresó el primer paciente. Había cinco colegas en el piso, pero ninguno con experiencia en cuidados intensivos.

Ya llevo un mes y medio participando y apoyando clínicamente a los colegas. Entro a las unidades con ellos, les enseño, reviso a los pacientes, colaboro con las visitas médicas, me relaciono directamente con los médicos de la UCI. Soy la única persona externa en la Unidad que ha estado apoyando en este desafío bastante grande que es armar un hospital desde cero con profesionales, en un 90%, sin experiencia.

¿Cómo analizas la vivencia?

Ha sido muy satisfactoria desde el punto de vista profesional y humano. Es muy agradable como académico poder acompañar, respaldar y ayudar a colegas que llegaron a un lugar a trabajar sin experiencia, con muchos temores, inseguridades y además en un contexto tan difícil como el que estamos viviendo con el COVID-19.

Sigo participando en mis días libres y fines de semana, no ha sido fácil porque estudio Ingeniería Industrial en UDLA y además estoy haciendo el MDU, pero poco a poco arreglo mis tiempos para hacer todas las cosas que me propongo. Agradezco el apoyo que me ha entregado mi jefa Alejadra Ravanal en todo este proceso, y a la docente de UDLA Alejandra González, quien colaboró con una capacitación en el Hospital sobre Cuidado Humanizado. Esta experiencia ha traído bastantes frutos desde el punto de vista profesional y académico, siento que he representado y he puesto muy en alto el nombre de UDLA.