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El Programa de Intervención Comunitaria es una iniciativa de UDLA que conecta al mundo de la academia con los vecinos y vecinas en su barrio, propiciando que los estudiantes, desde el primer año de su carrera, apliquen en la práctica lo que estudian en la sala de clases, aportando al desarrollo de las comunidades y aprendiendo desde los saberes propios del barrio en un proceso bidireccional.


¿Cómo analizas tus primeros meses de trabajo como el nuevo coordinador del componente de investigación del Programa de Intervención Comunitaria?

Ha sido un tiempo muy desafiante y de mucho aprendizaje.  Yo conocía el Programa desde antes y siempre encontré que era un espacio muy interesante por su opción de vincular la formación profesional con la presencia permanente en los territorios y por la capacidad de desplegar ahí un proceso participativo. Eso es bastante excepcional y para mí, que he estado vinculado al tema, es muy motivante poder aportar en eso.

Me integré al Programa a fines de septiembre y me ha tocado ser parte de la respuesta que hemos dado como equipo ante el estallido social o “El despertar” como lo decía el cura Mariano Puga y ahora la emergencia sociosanitaria generada por el COVID-19.

El trabajo comunitario siempre es bien dinámico, pero estos son acontecimientos de tal magnitud que nos han permitido ver con mayor claridad cosas que antes escuchábamos desde los territorios, pero con otra intensidad. Eso nos ha desafiado mucho y aunque hemos logrado dar respuestas, siempre vives con la sensación de que hay mucho más por hacer. 

Para registrar y dar a conocer todo el trabajo investigativo del programa IC, se diseñó la plataforma virtual denominada “Observatorio de Intervención Comunitaria”. ¿Cómo trabaja esta página y qué pueden encontrar los estudiantes y  la  comunidad ahí?

El Observatorio es una herramienta muy importante para nosotros, es un espacio para tener la información que recogemos desde los territorios y desde ahí no solo diseñar iniciativas, proyectos y acciones en los propios barrios, sino que también tener una mirada transversal de lo que pasa en ellos.

Hasta ahora esa información había estado vinculada a la Encuesta de Bienestar que es la que se aplica en cada uno de los barrios durante el segundo año de trabajo en ellos. Esa es una información bastante interesante porque en Chile son muy pocas las encuestas que trabajan a nivel barrial.

También hay videos de diferentes actividades que hemos realizado, está la colección de Historias de Barrio” e incluso algunas de las instancias de capacitación que hemos liderado. Esperemos seguir renovando el contenido.

Una de las características principales del Programa IC es el contacto en vivo y en directo con el territorio. ¿Cómo han trabajo con la dificultad de la emergencia sanitaria que estamos viviendo?

Lo primero que hicimos fue levantar una encuesta respecto a la situación de los territorios y de las posibilidades de conectividad. Esto último era esencial porque cualquier adaptación tenía que montarse sobre las posibilidades que tuvieran las personas; el catastro mostró que en general los dirigentes estaban bien conectados, que usan Whatsapp, que Facebook es una aplicación principal y relevó el papel de la radio comunitaria.

La encuesta también mostró una serie de necesidades muy serias y urgentes donde orientamos nuestro trabajo territorial. Este equipo ha mostrado la capacidad de mantener el vínculo con las personas y el Programa se ha transformado en un nodo de información desde y hacia los territorios, con planes de trabajo de corto y largo plazo. Hemos sistematizado las solicitudes de apoyo que levantamos, las cuales publicaremos semanalmente en la web de UDLA.

Este escenario de distanciamiento físico muestra lo crucial de los vínculos sociales y redes. Muchas veces la intervención se opera con unidades pequeñas lo que provoca fragmentación; hay pequeños barrios o dirigentes que compiten por proyectos y que tienen pocas posibilidades de trabajar en red o de construir ciudad. Este nuevo escenario, donde nos centramos más en las relaciones, nos permite escapar un poco de esa trampa.

Decidimos también hacer una modificación en la Encuesta de Bienestar la cual se aplicará a distancia, incorporará algunas preguntas sobre la situación actual y será más breve que las versiones anteriores. Creemos que eso permitirá mantener su papel como instrumento pedagógico.

A partir de esta “nueva normalidad” que seguramente nos tendrá con una distancia física durante algunos meses, ¿cómo prevén que será el trabajo y relación de nuestros estudiantes con el barrio?

Es difícil prever lo que pueda pasar porque el escenario cambia muy rápido. Hoy no se sabe si de esta crisis vamos a salir reforzando el valor de la acción colectiva como manera de resolver nuestros problemas o vamos a emerger profundizando una mirada que ve en las salidas individuales como la única opción. En el Programa claramente jugamos nuestras fichas en la primera opción.

En el corto plazo, nosotros vamos a realizar todas las adaptaciones que sean necesarias para que los estudiantes tengan un vínculo significativo con el territorio como parte de su proceso formativo. Hasta ahora las claves para mantener esto ha sido ser flexibles en la adaptación de los instrumentos y actividades del Programa en las asignaturas correspondiente. Queremos mantener el fondo, modificando la forma.

¿Qué tipo de investigación les interesa promover desde el Programa de Intervención Comunitaria?

Como Programa buscamos que la investigación sea crítica y participativa. Hoy existe un cuestionamiento cada vez más importante sobre el papel de la universidad en general y de la investigación en particular. El centro de esta interrogante tiene que ver con los efectos que tiene la aplicación de una racionalidad de eficiencia y productividad a la producción de conocimiento.

Las salidas a esta situación pasan porque nuestra investigación sea relevante para los procesos de transformación social en curso. El Programa ha incorporado los enfoques de investigación participativa e investigación acción; la idea es que en cada proceso de levantamiento de información exista un momento donde esa información sea devuelta a los vecinos, por ejemplo.

Ya tenemos algunos frutos de ese esfuerzo. Hace algunos meses, lanzamos los resultados de un proceso de investigación-acción realizado por Fernanda Palacios y Sofía Monsalve, integrantes del equipo del Programa, con la Casa de la Mujer en la Villa O’Higgins de la comuna de La Florida y que personalmente lo encuentro ejemplar en su enfoque teórico, metodológico y en los resultados que tuvo en la propia organización. Ese tipo de procesos son los que nos interesa realizar.