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La académica e investigadora de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales de Universidad de Las Américas, María Mercedes Yeomans, Doctora en Administración Educacional, presentó en entrevista con EmolTV los hallazgos de un estudio pionero en el contexto latinoamericano que refuerza la urgencia de implementar intervenciones preventivas en salud mental juvenil, entre ellas la “alfabetización emocional”,  que aporta al cumplimento del ODS 3: Salud y Bienestar, de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

La investigación, aplicada a 636 estudiantes chilenos entre 10 y 18 años, abordó variables como claridad y regulación emocional, bienestar subjetivo y síntomas depresivos. Los resultados revelan que más del 60% de los adolescentes presenta síntomas de depresión, y más del 50% manifiesta ansiedad o estrés.

Durante la entrevista, la académica explicó que la claridad emocional -capacidad de identificar y comprender lo que se siente- puede ser un factor clave para proteger el bienestar psicológico juvenil.

“Descubrimos que los estudiantes con mayor claridad emocional regulaban mejor sus emociones. Es decir, quienes comprendían lo que sentían lograban interpretar, expresar y vivir esas emociones de forma más saludable, lo que impactaba positivamente en su bienestar subjetivo”, añadió.

Educación emocional: una necesidad urgente

A raíz de estos resultados, Yeomans enfatizó la necesidad de incorporar la educación emocional de manera obligatoria en los colegios chilenos, siguiendo el ejemplo de países como México, Colombia y Perú, que ya cuentan con legislación en esta materia.

“Chile necesita con urgencia una ley de educación emocional. Es fundamental enseñar a nuestros niños a reconocer y regular sus emociones”, afirmó.

La académica también subrayó que la educación emocional no debe limitarse al aula, sino extenderse al entorno familiar y social. “Las familias tienen una responsabilidad muy grande en la comunicación emocional. Niños, niñas y adolescentes necesitan espacios para conversar y expresar lo que sienten. Si no pueden hablar de sus emociones, difícilmente podrán regularlas adecuadamente”, agregó.

Un enfoque integral desde la academia

La investigadora destacó que el bienestar adolescente debe abordarse desde una mirada integral: “No se trata solo de la ausencia de enfermedad, sino de mantener un equilibrio emocional y una satisfacción personal sostenida”.

En ese marco, valoró el rol de la academia y la investigación aplicada que impulsa la Universidad. “En UDLA trabajamos con investigación-acción ligada a vinculación con el medio. No nos quedamos en el dato, buscamos comprender los problemas y analizarlos para entregar propuestas concretas. No vamos a solucionar todas las dificultades, pero podemos aportar significativamente a los desafíos que se presentan”, añadió.

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