Estas en: Facultad de Salud y Ciencias Sociales Escuela de Terapia Ocupacional conmemora su día con actividades académicas y recreativas
Publicado el 29 de abril de 2025
En el marco de la conmemoración del Día Nacional del Terapeuta Ocupacional, la Escuela de Terapia Ocupacional de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales organizó una serie de actividades académicas y recreativas. El objetivo fue fortalecer la formación de los estudiantes mediante experiencias vivenciales, además de fomentar el bienestar, la cohesión y el sentido de pertenencia entre la comunidad estudiantil.
La jornada, liderada por los académicos Daniela Naranjo e Ignacio Catalán, se dividió en dos instancias principales: una exposición teórico-práctica sobre terapia asistida con perros, realizada en el Campus Providencia, y actividades recreativas al aire libre tanto en el Parque Padre Hurtado como en la terraza del edificio G del Campus.
En total, participaron cerca de 200 estudiantes de las jornadas diurna y vespertina, acompañados por el cuerpo académico de la Escuela de Terapia Ocupacional, coordinadores de campo clínico, y autoridades.
La actividad central fue una demostración de terapia asistida con perros, dirigida por la terapeuta ocupacional Paula Silva, junto al adiestrador canino Julio Valdés, donde los estudiantes tuvieron la oportunidad de vivenciar de manera práctica esta innovadora metodología de intervención terapéutica.
En palabras de Evelyn Puga, Directora de Carrera de Terapia Ocupacional UDLA, “En el Día de la Terapia Ocupacional, la Sede Santiago quiso destacar el valor de lo colectivo y del vínculo como herramienta terapéutica. Esta jornada nos recuerda que la Terapia Ocupacional no se ejerce en solitario: se construye en relación con otros, con otros cuerpos, otras historias y también con otros seres, como los animales, que acompañan y transforman.”
Por su parte, Paula Silva concluyó que “realizar actividades prácticas asistidas con perros tiene un valor transformador. No solo permite desarrollar habilidades clínicas y comunicativas desde una perspectiva vivencial, sino que despierta una sensibilidad distinta hacia la intervención terapéutica. Además, fomenta competencias éticas y profesionales, reconociendo al perro no como una herramienta, sino como un coterapeuta activo y respetado en el proceso.”