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Vania Tapia Lobos es una técnico de nivel superior veterinario titulada en el Campus Providencia de Universidad de Las Américas, quien actualmente se desempeña como coordinadora de técnicos en una clínica de especialidades veterinarias llamada Oftaderm, recinto que se encuentra en pleno proceso de expansión, ad-portas de la apertura de su segunda sede.

Su pasión por el cuidado de los animales la ha llevado a especializarse en diversas áreas como hipoterapia -terapia equina para niños con discapacidad o trastorno autista-, citología veterinaria o manejo de paciente hospitalizado crítico, entre otras. Además, ha participado en congresos en el extranjero enfocados en oncología, siendo esta temática su principal motivo para decidir estudiar Medicina Veterinaria en modalidad Executive en UDLA.

Me desempeño como coordinadora de técnicos veterinarios en la clínica de especialidades veterinarias Oftaderm. Me encargo de entrenar a los técnicos veterinarios que llegan a nuestro centro, de realizar seguimiento de pacientes, de la distribución de personal tanto médico como técnico, además de realizar labores en cirugías, biopsias, entre muchas otras. Quiero que todo funcione como reloj para tener una clínica de excelencia para así poder ayudar a más pacientes y tutores.

¿Cuáles fueron los principales pilares de tu formación como técnico veterinaria en UDLA?

Mi formación en UDLA estuvo marca por muy buenos docentes, buena coordinación, una muy buena malla académica con alta exigencia, buena infraestructura, una sede donde se pueden ver animales mayores y operativos a los cuales amaba ir para tratar a animales de campo. En una oportunidad inyectamos cerca de 200 cabezas de ganado en medio de cerros. Fue una gran experiencia tener la posibilidad de ayudar a la comunidad y aprender. Esos años de estudio para mi fueron increíbles. En la Universidad siempre tuve un profesor que respondiera mis dudas, y la oportunidad de contar con prácticas desde el primer año de estudio fue algo importantísimo.

¿Qué especializaciones has podido tomar en tu área y cuáles son tus objetivos con esto?

He logrado tomar varios cursos, como por ejemplo de hipoterapia -terapia equina para niños con discapacidad o trastorno autista-, de paciente hospitalizado crítico, manejo felino o de citología veterinaria. He ido a varios congresos fuera del país relacionados con el área de oncología veterinaria, que es la que hoy me apasiona y me ha llevado a seguir estudiando.

¿Cuándo decidiste dar el paso y continuar estudiando Medicina Veterinaria?

Lo decidí apenas terminé la carrera de Técnico de Nivel Superior Veterinario, en plena pandemia. Me hace inmensamente feliz lo que hago, y si puedo ayudar a los pacientes a sanar y sentirse mejor, más feliz me siento.

¿Qué planes o proyectos relacionados con tu área tienes a futuro?

Quiero ser oncóloga veterinaria e ir a regiones para ayudar de manera correcta a los pacientes y enseñar a sus tutores el respeto y manejos amigables con nuestras mascotas, para así darles una buena vida. Algo muy importante que me ha dado vueltas en la cabeza hace un rato es ver cómo ayudar a la carrera técnica a ser más apreciada, ya que somos indispensables en las labores veterinarias. Pienso que una manera es especializando a los técnicos veterinarios.

¿Qué mensaje podrías entregar a los estudiantes de UDLA como recomendación en su camino para convertirse en técnicos veterinarios?

Que sigan su pasión, su vocación. Trabajar con animales es un mundo increíble. Puede sonar loco tal vez, pero siento que es casi mágica la oportunidad de entablar una conexión con un ser que no habla pero que conecta de una manera increíble contigo. Es impagable ver cómo mejora su enfermedad. La oportunidad de ayudar a pacientes terminales con manejos paliativos y quitar dolor e incomodidad es impagable. Mi mensaje es que el cielo es el límite.