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Con el vestigio del fuego y el humo impregnado en sus memorias, pero con el calor de la solidaridad marcado con fuerza en sus corazones, los voluntarios de Campus Los Castaños emergieron como figuras promotoras de la esperanza en medio de la devastación de los incendios en la Región de Valparaíso

En sus testimonios, resonantes de sensibilidad y empatía, no solo se entretejen las crónicas de su arduo trabajo para ir en ayuda de quienes resultaron afectados por la emergencia, sino también la esencia misma de los sellos valóricos de UDLA cuando las personas y los territorios más lo necesitan.

Al recibir y clasificar donaciones en el centro de acopio, atender con vocación a las mascotas afectadas por el fuego, cocinar con cariño deliciosos y nutritivos almuerzos para los damnificados, y contener y cuidar a los niños en un albergue, entre otros, demostraron que, en tiempos de crisis, la unión, el apoyo y el compromiso con la comunidad cobran real importancia.

Nicolás Escobar, Director de Carrera de Medicina Veterinaria. Líder en plan de atención a mascotas afectadas por los incendios.

“Lo más impresionante fue ver la magnitud de la catástrofe, nunca antes vista. Ello nos remeció, por lo que inmediatamente como equipo y junto a los alumnos vimos la posibilidad de ayudar, atendiendo a los valores básicos de la comunidad UDLA, principalmente el compromiso comunitario. La idea fue colaborar no tan solo con la pérdida de los bienes materiales, sino también con las personas y sus mascotas, muchas consideradas parte de las familias.

Fue fantástico ver la motivación de muchos de los estudiantes y cómo tienen impregnados los sellos de la Universidad y de la carrera para ir en ayuda de quienes más lo necesitan. Muchos de ellos estaban de vacaciones, diurnos y executive, pero vinieron específicamente a apoyar y atender la solicitud de la comunidad. Contar con su ayuda como voluntarios fue importantísimo y fundamental para llevar a cabo todas las actividades realizadas. Los académicos también acudieron rápidamente, sin la necesidad de tener algo a cambio, solo impulsados por su vocación de ayudar con el tratamiento de los animales. Hasta hoy llevamos más de 700 mascotas atendidas”.

George Macuada, estudiante de la Carrera de Ingeniería Comercial régimen Executive. Coordinador de voluntarios en centro de acopio.

“En cada catástrofe que ha ocurrido en la región, la Universidad me ha permitido ser parte de las campañas de apoyo y ayuda a los afectados. Este año me abrieron las puertas a efectuar el llamado a voluntarios y la coordinación de ellos, delegando la confianza de llevar a cabo estas acciones en conjunto con Vicerrectoría, la Dirección de Asuntos Estudiantiles, Vinculación con el Medio, instituciones y fundaciones. Me llena de satisfacción el compromiso, tanto de la Universidad y de la treintena de voluntarios (alumnos, egresados y externos), que en cuanto se les solicitó la asistencia y acompañamiento estuvieron presente hidalgamente.

La experiencia fue satisfactoria en ambas campañas (acopio de alimentos, enseres y 1.000 mochilas); fue un cruce de emociones ver la gratitud de aquellos que lo habían perdido todo en un segundo. Con la entrega de un pequeño granito de azúcar se logró endulzar un poco el amargo momento que estaban pasando cientos de familias en la región.

Me siento totalmente agradecido por la confianza de haberme permitido ser parte de estas lindas cruzadas. Dejo abierta la invitación a no bajar los brazos y dentro de las posibilidades de cada persona, no olvidar que aún hay cientos de familias luchando por ponerse de pie luego de estas catástrofes”.

Claudia Suárez, Directora de Asuntos Estudiantiles de Campus Los Castaños. Coordinación general centro de acopio y labores de apoyo a estudiantes afectados.

“Desde la Dirección de Asuntos Estudiantes y como directora del área en Campus Los Castaños, considero que nuestra labor como equipo fue fundamental, sobre todo en la contención y apoyo a los estudiantes afectados por los incendios. Se generaron redes de apoyo primordiales para la comunidad UDLA, tanto para alumnos como para colaboradores, marcando así la presencia de los sellos valóricos de la institución, compromiso comunitario, responsabilidad ciudadana y ética profesional.

Con estas acciones de apoyo y voluntariado, la idea siempre es apoyar a la comunidad UDLA en todas sus dimensiones, generando lazos de solidaridad cuando más se necesite”.

Gabriela Lizana, Directora de Carrera de Nutrición y Dietética. Líder en planificación y preparación de 1.200 almuerzos para damnificados

“El principal motor que me motivó a participar apoyando con un pequeño granito de arena durante los incendios ocurridos en la Región de Valparaíso, es el compromiso hacia la comunidad que poseo. Nadie nos impuso lo que debíamos hacer, acá todo surgió espontanéame y genuinamente.

Como profesionales de la salud debemos tener un mínimo grado de empatía y mi profesión tiene un fuerte desarrollo hacia la contribución al entorno. Al ver a tantas personas vulnerables, tanta pérdida no solo de lo material, sino que ver pérdidas de vidas, lo mínimo que podíamos brindar desde la carrera en el corto plazo era seguridad, inocuidad alimentaria y por supuesto, un toque de cariño al corazón con almuerzos preparados con mucho amor por un grupo voluntarias que trabajó durante varios días en el Laboratorio de Técnicas Dietéticas de Campus Los Castaños”.

Sofia Tapia, estudiante de la carrera de Enfermería régimen Diurno. Voluntaria en centro de acopio de Campus Los Castaños.

Estuve participando en el voluntariado de 1.000 Mochilas y la verdad la experiencia fue bastante conmovedora y al mismo tiempo emocionante, ya que el objetivo era recaudar mil mochilas y se lograron alrededor de 3.500, por lo que pudimos ayudar a muchísimas familias, quizás no con todo lo que necesitan, pero si un pequeño aporte para los niños, quienes recibieron también útiles escolares como cuadernos, lápices de acuerdo con su edad. Nadie está exento de vivir una situación como los incendios, por lo tanto, cuando sucede es muy importante que practiquemos la solidaridad y comunidad entre nosotros”.

Yirda Romero, Directora de Carrera de Pedagogía en Educación Diferencial. Líder en coordinación de actividades recreativas y de contención en albergue de la Escuela República de Colombia.

“La experiencia en el albergue fue intensa y profundamente humana, alejada de cualquier acción muy planificada. Cada día se enfrentaba con nuevas necesidades y demandas, centradas en brindar apoyo y acompañamiento a los vecinos afectados en su proceso de duelo y adaptación ante tantas pérdidas. No había dos días iguales, el enfoque primordial era proporcionar el apoyo necesario, especialmente a los niños, quienes no lograban comprender completamente el impacto de la tragedia como lo hacían los adultos. Para los estudiantes voluntarios fue fundamental extraer el aprendizaje de cada jornada, nutriéndose constantemente de experiencias significativas que podían aplicar a sus disciplinas. Hubo mucho corazón en la tarea y también sentido de realidad para reconocer lo que es importante siempre. Como carrera de Pedagogía en Educación Diferencial es clave este enfoque humanizador que siempre tiene como objetivo el bienestar de los niños”.

Patricia Molina, estudiante de la carrera de Pedagogía de Educación Diferencial. Voluntaria para actividades recreativas y de contención en albergue de la Escuela República de Colombia.

“Cuando comenzó la emergencia, siempre me propuse ir a ayudar a las personas damnificadas en un acopio, en terreno o en un albergue. Gracias a una profesora de la carrera me enteré de que la Universidad estaría haciendo un voluntariado en el albergue de la Escuela República de Colombia en Viña del Mar.

La verdad es que al principio dudé en ir, pero lo que me motivó fue que nos hayan dado la oportunidad de participar como estudiante de primer año, a pesar de que aún no habíamos tenido una clase. Fue muy grato de saber que desde el día uno ya éramos parte de la comunidad universitaria y que ya nos tenían en cuenta para actividades tan importantes como estás. Además, sentí que fue una buena oportunidad para conocer a nuestras profesoras y compañeras, junto con ayudar a quienes lo necesitaban”.