Adscrita a Gratuidad

Gina Merino, referente técnico nacional en cáncer de mama y cervicouterino que se desempeña en la Subsecretaria de Salud Pública, expuso sobre los lineamientos de la autoridad sanitaria en una actividad organizada por la Facultad de Salud y Ciencias Sociales.

La licenciada en Obstetricia y Puericultura, matrona de la Universidad Austral de Chile y Magíster en Salud Pública, inició su exposición explicando que el cáncer cervicouterino representa el cuarto lugar entre las enfermedades oncológicas más frecuentes en mujeres chilenas y que se diagnostican alrededor de 1.600 casos al año de esta enfermedad. En países como Bolivia tiene el primer lugar y es, por tanto, la principal enfermedad oncológica que aqueja a las mujeres de ese país.

La experta indicó que esta enfermedad golpea más fuerte a las mujeres de estratos socioeconómicos más bajos: “Son las mujeres más pobres, que tienen distintas cargas por diferentes enfermedades las que hoy tienen este diagnóstico y que siguen falleciendo a causa de una enfermedad que es totalmente prevenible”.

Con el fin de mantener estas cifras y mejorarlas aún más (al 2030 Chile proyecta reducir en un tercio y eliminar la enfermedad en cuanto a mortalidad, desde las perspectivas de metas de la OMS), el Ministerio de Salud ha relevado una serie de estrategias de prevención para disminuir la incidencia de este cáncer, que parte por una prevención primaria, mediante campañas orientadas a hábitos de vida más saludables y un plan nacional de inmunización; continúa con una prevención secundaria que involucra estrategias orientadas a detectar a tiempo la enfermedad, como el examen de pap y otras pruebas de detección más específicas. Por último, una prevención terciaria, que son estrategias orientadas a evitar que las personas fallezcan por esta causa; para ello se hizo un cambio en el GES, en el que se modificó el plazo máximo de atención a 180 días desde la indicación médica, mejorando la garantía de oportunidad.   

La experta explicó que, actualmente, Chile tiene una Ley Nacional del Cáncer, promulgada en septiembre de 2020 y un reglamento que operativiza la ley que fue difundido en abril de 2021. La norma establece que se debe elaborar un Plan Nacional de Cáncer; crear un fondo nacional para investigación del cáncer; formar recurso humano para apoyar los requerimientos en materia oncológica; fortalecer y regularizar guías de práctica clínica; plantear la implementación de la consejería genética para las personas con cáncer hereditario y sus familias; la creación de la Comisión Nacional del Cáncer, que ya fue creada; fortalecer la red oncológica nacional y normalizar los centros oncológicos que ya existen; e implementar un registro nacional de cáncer, que permita conocer con exactitud cuántas personas están padeciendo la enfermedad.    

El cáncer cervicouterino es una alteración celular que se origina en las células del cuello uterino, pero particularmente en una porción denominada “de transición” y pueden pasar hasta 10 años antes de que se transforme en una enfermedad de riesgo vital. “La mayoría de las personas al iniciar su vida sexual toma contacto con el virus que provoca la enfermedad, pero luego pueden pasar dos cosas, la negativización; es decir, que por distintas vías la misma inmunidad de la persona elimina la infección, lo que ocurre en el 90% de las personas que se infectan; en el otro 10% la infección persiste y en uno o dos años se pueden producir lesiones pre invasoras. Cuando esta infección progresa y no es controlada a tiempo puede convertirse en un cáncer, alrededor de 10 años después”, concluye la expositora.

Hay regiones donde existe mortalidad prematura por esta causa, como la Región de Atacama y de Aysén, y es en estos lugares donde debe focalizarse el esfuerzo para detectar precozmente la enfermedad y evitar que mujeres jóvenes fallezcan a causa de esta enfermedad. “En Chile ocurren alrededor de 700 defunciones por cáncer cervicouterino y este número la deja en el séptimo lugar de causas más frecuentes de mortalidad oncológica en la población femenina”, concluyó Gina Merino.