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En el contexto de la campaña que realiza la fundación Teletón todos los años para recaudar fondos para el funcionamiento de todos sus centros de rehabilitación a lo largo de Chile, el grupo de voluntariado de Sede Concepción se organizó con el objetivo de conseguir ingresos adicionales este 2022.

Para tal efecto, días previos a la Teletón, varios estudiantes para hacer la mezcla de pintura con tiza molida y recorrer diferentes sectores del centro de Concepción. Allí, pintaron los vidrios de automóviles con frases alusivas a la campaña, y, por otra parte, solicitaron a transeúntes aportes voluntarios a cambio de una golosina.

En Concepción, desde 1981, funciona uno de los centros de rehabilitación más grandes del país, y uno de los primeros en ser construidos, junto al de Antofagasta, después de haberse iniciado la Teletón en 1978. Luego en 1982 se construyó en de Valparaíso. Desde el año 2000 se inauguraron los institutos de Coquimbo (2003), Talca (2006), Copiapó (2011), Calama (2013), Coyhaique (2014) y Valdivia (2016).

Entre las principales causas de las discapacidades que se atienden en Teletón, se encuentran: parálisis cerebral, mielomeningocele (espina bífida), amputaciones y malformaciones congénitas, paraplejias y tetraplejías por lesiones raquimedulares, secuelas de traumatismos craneanos y diversas enfermedades neuromusculares, genéticas o del sistema nervioso central.

La actividad fue muy bien evaluada por los estudiantes, puesto que les permitió empatizar y comprometerse con el trabajo que realiza la fundación Teletón en ayuda de personas, principalmente niños y adolescentes con discapacidad motora, mejorando su calidad de vida. 

Carlos Vásquez, coordinador de la Dirección de Asuntos Estudiantiles, señaló que “lo más significativo fue que los estudiantes se motivaran a pesar de haber estado con muchas evaluaciones; que se hayan dado el tiempo de aportar desinteresadamente y sacrificando tiempo que podrían haber ocupado para estudiar o hacer un trabajo. Durante el comienzo de la “pintatón” estaban un poco tímidos en cómo encarar a las personas, pero con el pasar del tiempo se fueron soltando y adquiriendo más confianza, ya que la gente, conociendo el motivo de la actividad, tenía un ánimo más colaborativo”.

Daniela Pulgar, estudiante de segundo año de Trabajo Social, contó, por su parte que le gustó “el compromiso, la motivación, y disposición que tuvieron mis compañeros al elaborar la actividad, y al desarrollarla intentamos ser lo más espontáneos y salir de nuestra zona de confort. También agregar, que me gustó mucho el cómo nos relacionamos en ese momento con la comunidad”.