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La formación académica ligada a una profunda vocación de servicio son las claves para que Claudia Pérez, egresada de la carrera de Terapia Ocupacional de nuestra Universidad y ganadora del Sello UDLA 2021 sea un referente para contar su experiencia académica y profesional.

Precisamente a sus 28 años, hoy Claudia ejerce su profesión en la ciudad de Santa Cruz, en la región de O’Higgins. Egresó de la carrera de Terapia Ocupacional el 2019 y casi simultáneamente comenzó a trabajar y a destacarse dentro de su entorno laboral por la aplicación de sus conocimientos académicos y su espíritu comunitario.

Claudia Pérez trabaja en un centro de salud y en un colegio con niños y jóvenes que presentan capacidades diferentes. La profesional explica que en ambos lugares de trabajo se siente muy realizada. Sin embargo, destaca de manera especial su labor en el establecimiento educacional donde puede aplicar sus conocimientos en niños ligados a la primera infancia y con jóvenes que requieren una instrucción integral.

¿Qué significa para ti trabajar con niños?

Es muy enriquecedor. Es la primera infancia, una etapa que puede marcar mucho a un niño. En el colegio impartimos hábitos de estudiopara que puedan enfrentar sus responsabilidades en forma eficiente y también buscamos generar rutinas de aseo personal y de comportamiento aplicando técnicas para el desarrollo de habilidades sociales.

¿Y con los jóvenes?

En ese caso el trabajo es un tanto diferente ya que en el aula se comparten tareas con una kinesióloga y con una fonoaudióloga. Los estudiantes identifican su puesto de trabajo y posteriormente se trabaja en las habilidades socio afectivas, en labores que pueden parecer muy simples a simple vista pero que resultan tremendamente importantes en la formación de los jóvenes.

Observamos que el estudiante salude, resuelva sus dudas interactuando con su entorno, entre otros comportamientos. Como ya señalé pueden ser cosas muy primarias y básicas, pero para ese estudiante, que pretende insertarse en el mundo laboral, resulta un apoyo y un aprendizaje muy importante. Incluso hacemos inducciones en Derechos y Deberes laborales.

Tu trabajo diario tiene un sello comunitario muy potente. ¿Cómo valoras esta área?

Yo creo que UDLA me imprimió ese sello. La Escuela de Terapia Ocupacional siempre se destacó por el trabajo comunitario y el trabajo en equipo. Hoy, la interacción con los estudiantes es fundamental ya que la idea es despertar sus habilidades socio afectivas. Debemos insertar a ese individuo en un ámbito laboral, lo que, sin lugar a dudas, es todo un desafío.

En ese sentido, ¿Consideras que tu práctica profesional fue muy importante?

Recuerdo que cuando hice práctica en la universidad estuvimos en la comuna de Lo Prado. Precisamente, en este lugar, se dio una cadena muy virtuosa ya que yo, como terapeuta, apoyaba a las trabajadoras sociales y ellas apoyaban a los padres de los pacientes. Todo este trabajo conjunto generó un círculo virtuoso que me ayudó bastante en mi forma de ver el trabajo actualmente.

¿Quieres continuar el nexo con la universidad?

De hecho, lo mantengo, porque para mí este vínculo es fundamental. Actualmente tengo contacto con varios profesores y ellos me ayudan como si continuara en clases, lo que refleja muy bien cuál es la voluntad de los docentes UDLA, mantener un nexo permanente. Agradezco el trabajo de Alejandra Rojas, ella es mi coordinadora de carrera y siempre está para ayudar y apoyar mi formación profesional.