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En un nuevo episodio del Ciclo “Momento”, instancia que busca establecer un dialogo entre estudiantes y las prácticas que estén sucediendo en el ambiente, la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Américas invitó a Gonzalo Valiente, miembro del colectivo arquitectónico Grandeza/ Bajeza a conversar con la docente Paula Monroy.

El colectivo integrado por Amaia Sánchez, Jorge Valiente y Gonzalo Valiente  fue fundado el 2011 en Madrid con el nombre de Grandeza Studio. A mediados del 2017 iniciaron una colaboración con Miguel Rodríguez-Casellas (alias Bajeza) trabajando desde entonces como el ménage-à-quatre creativo Grandeza / Bajeza.

El colectivo opera entre la pedagogía, la investigación y la práctica dentro y fuera de la academia, donde su obra estudia los espacios y la narrativa del capitalismo tardío que por medio del análisis crítico busca identificar los mecanismos que ocultan y normalizan la violencia neoliberal. Por lo que su trabajo se centra en entender como la arquitectura puede replicar a las problemáticas sociales, ambientales, culturales y políticas en la actualidad.

Parte de la presentación de Valiente fue mostrar la obra que presentaron en la bienal de arquitectura de Valparaíso 2017: “La obra de arte que hicimos fue escribir 272 postales políticas, jugando con la explotación de la UNESCO del Valparaíso turístico, pero haciendo una postal de la noche. La noche es una de esas otredades expulsadas de la concepción colonial de ese Valparaíso patrimonial. Esa postal de día, estática, una postal objeto que se olvida de los sujetos que construyeron toda esa bohemia nocturna y se convierte en un glosario poético, una carta constitucional, un manifiesto que ha sido un manual de arquitectura o de ciudad”.

El arquitecto define el trabajo del colectivo bajo siete ejes de acción: “El retorno a una crítica de la ideología desde el despliegue de la fantasía. El reconocimiento y la instrumentalización de la violencia. La instrumentalización del fracaso (así como la colectivización del riesgo). La refutación del comunitarismo participativo (y su naturalización de la precariedad). La defensa de la visceralidad. La desidentificación y desbinarización. Por último, el reconocimiento del alcance provisional de las preguntas que articulamos y desplegamos”.

Luego de revisar los trabajos del colectivo, Valiente comentó como ha sido su relación con el trabajo de otras y otros arquitectos, afirmando que “nos cuesta mucho encontrar dialogo con la obra de otra gente. Tenemos dialogo con la obra y discurso de la historia de la arquitectura e incluso de la arquitectura reciente, pero necesitamos infectarla de la moda. La moda es una herramienta que tiene que penetrar esos espacios porque hay arquitectura que no está produciendo. Necesitamos navegar la moda, el arte, el diseño y muchos otros lenguajes”.