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Priscilla Brevis, abogada y académica de la Facultad de Derecho de La Universidad de Las Américas, fue la anfitriona del conversatorio “Violencia de Género, Desafíos desde la Política, la Academia y lo Social”  el cual tuvo como fin generar espacios de diálogos con destacadas profesionales en la materia, abordando la problemática desde la teoría y el activismo feminista.

La actividad, enmarcada en las acciones del Plan de Vinculación con el Medio de la Sede Santiago, y que contó con la colaboración de las facultades de Salud y Sociales, Derecho Comunicaciones y Artes, tuvo como invitadas a las feministas: Margarita Bustos, coordinadora del Área de Diversidades sexuales y de género de la Oficina de Equidad e inclusión de la Universidad de Chile; Javiera Arce, licenciada en ciencias políticas y gubernamentales de la Universidad de Chile y Diana Manrique, trabajadora social de la Universidad Industrial de Santander, Colombia.

Brevis abrió el diálogo comentando que “el 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Por eso, es importante recordar que el derecho de las mujeres de vivir una vida libre de violencia, es un derecho humano que se armoniza con otros derechos consagrados en la CEDAW (Convención de la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer), que imponen al Estado de Chile una serie de obligaciones para erradicar la violencia de género y discriminación”.

Tras la introducción de Brevis, tomó la palabra Margarita Bustos quien destacó el concepto de violencia de género, el cual se instaló con mayor fuerza a nivel latinoamericano a partir de la década de los ochenta y expresó que “esto nos ha servido no sólo como herramienta metodológica si no que fundamentalmente para visibilizar esta desigualdad histórica que se había naturalizado por las diferentes ideologías de sexo”.

Sobre la diversidad de identidades y la desigualdad, Bustos explicó que no existe una estructura rígida, “hay muchos cruces cuando hablamos de identidades sexo genéricas feministas. Esto significa que la violencia está directamente relacionada a la desigualdad. Antiguamente no se hablaba de categoría de género y hoy tampoco porque no da cuenta de toda la diversidad de identidades que va mucho más allá del binarismo de género femenino-masculino”.

En esa línea Javiera Arce, comentó que la estructura social y estatal hay que “mirarla en clave de género porque se esconden muchas omisiones y que ahora nos ha permitido, en el desarrollo de estudio de género, incorporar otras intersecciones como las mujeres pobres, afroamericanas, indígenas, adultas mayores, discapacitadas que sufren mayores vulneraciones en sus propios derechos”.

Sobre la desigualdad económica, opinó que “no va a ser subsanada con normas. Lo que hay que hacer es transparentar los sueldos y sobre todo la dispersión salarial de las empresas y organismos públicos”.

Finalmente, Manrique tomó la palabra y en su exposición habló, entre otros temas, sobre la educación sexista y propuso a los académicos que “sería importante flexibilizar los instrumentos que tenemos de caracterización de nuestros estudiantes que ya vienen pensados en un sistema binario. Como académicos tenemos un posicionamiento del habla y en ese sentido desde esos pequeños detalles podemos generar acciones y diseñar intervenciones con un enfoque que promueva una real participación paritaria”.