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La violencia de género se ha agudizado durante la pandemia, producto del confinamiento y el alto estrés que esto conlleva, así como por el distanciamiento de las redes de contención y apoyo que implican las cuarentenas.

Ante este escenario y con el objetivo de sensibilizar respecto a esta temática, se llevó a cabo el “Taller sobre violencia de género”, organizado por el Centro de Atención Psicosocial (CAPS) de La Florida, la carrera de Psicología de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales, en conjunto a la Casa de la Mujer de Villa O’Higgins.

Durante la jornada, estudiantes en práctica profesional de CAPS La Florida y estudiantes de Trabajo Social se reunieron con vecinas de  Villa O´Higgins, generando un espacio de reflexión sobre los modelos explicativos de la violencia, los mecanismos que la mantienen, algunos indicadores a los cuales prestar atención y los protocolos a seguir cuando se quiere denunciar, así como en qué consiste el proceso de denuncia para detener la violencia/vulneración de derechos.

Tras explicar que la violencia contra las mujeres es cualquier acto sexista que produce daño de tipo físico, psicológico o emocional, y que se traduce en el maltrato verbal o físico, la estudiante Regine Gutiérrez ahondó en los tipos de violencias que existen.

Está la violencia económica, laboral, institucional, psicológica, física, sexual y simbólica. Esta última por ejemplo,  es aquella que recoge estereotipos, mensajes, valores o signos que transmiten y favorecen el hecho que se repitan relaciones basadas en la desigualdad, el machismo, la discriminación o la naturalización de cualquier rol de subordinación de las mujeres en nuestra sociedad”, explicó.

Con respecto al ciclo de la violencia, la estudiante María León, afirmó que “los ataques físicos y emocionales forman parte de la violencia crónica (…) La primera fase de este ciclo es la calma, donde no se detectan desacuerdos y todo se vive de manera idílica; luego se pasa a la fase 2 llamada “acumulación de tensión”, donde se dan pequeños episodios que llevan a roces permanentes entre la pareja. Hay un incremento en la ansiedad y hostilidad”.

“Luego viene la explosión de la violencia, la agresión, la cual da paso a la culpa, el arrepentimiento y la reconciliación.  En la fase de “idealización o luna de miel”, él demuestra su arrepentimiento y suele hacer regalos; frente a esos comportamientos, la mujer deja sin efectos las denuncias y desarrollan conductas de aislamiento”, agregó.

Una de las asistentes, Isabel Arancibia, agradeció el espacio afirmando que “cuando la persona está en esta situación es la única que no se da cuenta; toda la familia opina, le comenta, pero la mujer no logra dimensionar”.